Doramas coreanos, ¿por qué los cubanos lo consumen tanto?

En Cuba a la hora de la telenovela nadie puede hablar en casa y mucho menos cambiar el canal. Es que los cubanos somos noveleros por naturaleza y con toda razón, porque desde que salió al aire la radionovela “El derecho de nacer” de Félix B. Caignet en 1948 y más tarde con la llegada de la televisión, las novelas han ido impregnándose en la idiosincrasia de los cubanos, que ven en estos dramas el reflejo de sus propias vidas.


Por años, en la Isla al igual que en otros países latinoamericanos, las telenovelas románticas y melodramáticas han conseguido ganar una gran audiencia, porque las pasiones prohibidas, los infortunios familiares, las infidelidades y las intrigas son fórmulas sumamente atractivas. Entonces, nos acostumbramos a consumir los culebrones de las cadenas O Globo, Caracol o Televisa.

Sin embargo, desde hace algún tiempo, los cubanos decepcionados de las novelas de producción nacional y motivados por el deseo de probar algo diferente, se han visto hechizados por los Doramas coreanos.

Dorama, proviene de la palabra drama y es el nombre que los japoneses comenzaron a utilizar para referirse a sus telenovelas y series televisivas. Esos productos tienen una gran demanda en Japón, Corea del Sur, China, Taiwán y otros países.

Exceptuando la gustada telenovela japonesa “Oshin” televisada en la Isla hace más de 20 años, “Mi bella dama” y “La reina de las esposas” que transmitió el Canal Habana hace poco, en Cuba las novelas del continente asiático no tenían tanta demanda.





¿Qué sucede entonces? ¿Por qué los Doramas coreanos son tan atractivos para el público novelero de la Isla?

Cierto es que estas producciones tienen notables diferencias culturales, pero a pesar de eso y de la distancia geográfica, las novelas coreanas se han colado -y de qué manera- en la preferencia de muchos cubanos. Los Doramas emplean las mismas fórmulas universales del género dramático para entretener.

Lo que sucede es que los Doramas tienen excelentes guiones, personajes que parecen dibujados a mano, una banda sonora muy pegajosa y capítulos extremadamente dinámicos que no te dejan despegarte de la pantalla. Y lo principal es que todas tienen pocos capítulos (18 episodios como máximo), algo que se agradece y que se diferencia de la larga espera a las que nos tienen acostumbrados los culebrones latinos.




Los Doramas saben narrar historias que nos desconectan por unos segundos de la realidad. Son frecuentes las tramas donde el dinero es el eje central, donde la tecnología, la moda, el consumismo y las disputas por las grandes herencias reinan y donde los millonarios se enamoran de la muchacha pobre y viceversa.

Los coreanos explotan en sus actores lo sensual, las fórmulas de éxito laboral, los derroches regidos por la moda, los amores imposibles y la recreación de lo dramático con ciertas pinceladas de diferencia. Para ellos es más natural colocar recursos que provienen del anime japonés, donde se resaltan con frecuencia las expresiones faciales para expresar estados de ánimo.

La televisión nacional no ha colocado más producciones de este tipo en la pequeña pantalla. Aún se resisten desde lo institucional, pero lo cierto es que, en los puntos privados que venden contenido audiovisual, los Doramas nunca faltan.

Los cubanos necesitaban consumir algo diferente a la industria novelera latina que repite fórmulas y en muchos casos se vuelve monotemática. Todo parece indicar que los Doramas seguirán ganando popularidad en Cuba y aunque ya han sido criticados por su estilo demasiado romántico, lo que sí demuestran es que el cubano también necesita ver estas cosas.


1 Comentario

  • El yuma julio 2, 2017

    Las coreanas me encantan, las visitas y siempre te dan un «final feliz»

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