Zoé Valdés no se quiso quedar «dada» y volvio a contestar a Manolín el Médico de la Salsa que hace solo dos dias habia contestado a su carta.
Aqui les dejamos la respuesta de Zoé Valdés a Manolín el Médico de la Salsa.
Dime de lo que alardeas y te diré de lo que careces. Es archiconocido que los más grandes jebosos de Aquella Isleta resultaron ser al final los más grandes Cherno-viles. No se puede estar tanto tiempo encaramado encima de una superficie redondeada y saltarina, terminación fálica, y removiéndose de gusto sin que se te remoje de placer el nalguifricandeloso fambeco.
Cualquiera hubiera podido imaginar que iría a citar a Amado Nervo, o en último de los casos a José Ángel Buesa (con perdón de ambos), pero no, se cita a sí mismo, y la estrofa no puede ser más calamitosa y desajustada. Nunca ha sabido rimar.
El grosero por excelencia acusa de groseros a los demás. Él, que alcanzó un mínimo éxito por berrear groserías e insultos a un exilio digno, ya en aquella otra estrofa inducida (desde el Comité Central y el PCC) y reiterativa, en la que aseguraba que el que se iba perdía y que el que se quedaba era el rey.
Ni se quedó ni se fue. Limbo propio de bufones.
Bufón. Bufón de bufones, ni siquiera del Rey.
Bah, timberito de lo que trajo el barco, que no sabe rimar, pero sí remar -es un decir- al ritmo de los latigazos esclavistas del oportunismo y la trepadera.
Zoé Valdés.
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