A pesar de las reformas en Cuba nada ha cambiado, el gobierno sigue teniendo ese don especial para perseguir la iniciativa y destruir a los que tienen éxito. Un negocio que ha tenido mucho éxito entre los cuentapropistas es el de los cines 3D que aunque no existe una licencia específica para ellos están instalados dentro de restaurantes y cafeterías como un servicio complementario.
La proyección de películas en 3D por particulares ha sobrepasado en aceptación las mismas proyecciones por parte del estado y esto a traído la queja de la prensa oficial de la isla. «¿Qué hacer entonces: prohibir o regular? Creo que se trata de regular, a partir de una premisa fundamental: el cumplimiento por todos y todas de lo que establece la política cultural» señalo una nota del diario Juventud Rebelde.
«Lo que sí llama la atención es que, como regla, posee un pésimo gusto una parte considerable de las personas que cuentan con bastantes recursos financieros y por ende, con los medios para las exhibiciones en 3D —con las cuales ganan más dinero—, a pesar de que no existe la figura legal que los ampare para poderlo hacer» dijo en otra parte la nota de Juventud Rebelde.
Parece que comienza a ser el principio del fin de las salas privadas de cine 3D, el gobierno se resiste a ver empresarios privados con iniciativa y éxito «El Ministerio de Cultura está trabajando en esas regulaciones, porque tiene el convencimiento de que cuando realicen ese ejercicio, saldrá a la luz que en esas decenas de espacios que hay en el país —mayoritariamente en la capital— se promueve mucha frivolidad, mediocridad, seudocultura y banalidad, lo que se contrapone a una política que exige que lo que prime en el consumo cultural de los cubanos sea únicamente la calidad.» concluyo el diario oficial de cubano.
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