“No hay secreto, lo único es ir al gimnasio todos los días”, revela el acróbata Leosvel, de 37 años y natural de Pinar del Río, mientras ensayan en el emblemático Wintergarten de Berlín.
Según Efe, durante siete minutos los dos cubanos evolucionan en torno a un mástil plantado en el escenario y el número concluye con una acrobacia única: una bandera humana, un número circense de máxima dificultad.
“Lo llaman el palo chino y dice que ellos fueron los primeros en hacerlo”, comentó el pinareño que reside en México desde hace 19 años, al igual que Diosmani de 42 años, y originario de Camagüey.
A fines de agosto el local berlinés estrena el espectáculo Staunen (Asómbrense), allí se estarán presentando por seis meses, Diario de Cuba señala que los antillanos tienen un currículo lleno de reconocimientos, como el Clown de Plata, en el Festival Internacional del Circo de Monte-Carlo.
Ambos comentan que cuando regresan a la Isla de visita se tienen que resistir a la tentación para no subir de peso, porque si aumentan unos kilos el número no sale.
Que un espacio como el Wintergarten en Berlín acoja a los cubanos, revela la tendencia actual en este tipo de espectáculos, donde los artistas proceden ya no solamente de Rusia, Ucrania o China, sino de cualquier parte del orbe.
“Los artistas vienen de todo el mundo, pero actualmente muchos proceden todavía de Rusia y Ucrania, países donde prácticamente había un apoyo estatal y donde se puede decir que se fabricaban artistas en cadena, igual que producían deportistas olímpicos”, explicó Georg Strecker, director del establecimiento berlinés, encantado de poder contar con Leosvel y Diosmani para Staunen.
Wintergarten surgió en torno a 1870, por el máximo esplendor de la época lo situaron cerca de la estación de ferrocarril de la Friedrichstrasse. El establecimiento original quedó derruido con la II Guerra Mundial por un bombardeo en 1944.
La particularidad es que mientras exhiben números musicales y acrobáticos, los asistentes pueden cenar o tomar una copa de manera simultánea, existen solo dos teatros que programan estos espectáculos durante todo el año, el citado y el Friedrichstadt-Palast, un enorme teatro que presume de tener el espectáculo más grande del mundo.
“Aquí, antes de la guerra, en los años 20 y principios de los 30, Berlín se puede decir que era la capital mundial de las Varietés, había como 70 u 80 teatros, grandes y pequeños, que tenían un programa variado, con acrobacia, magia y danza”, rememora Strecker.
Mientras los cubanos se preparan para una larga estancia en Berlín, Leosvel que menciona los numerosos teatros, locales y circos donde acostumbran a presentarse, dice que “el público alemán es de los mejores, saben lo que ven”.
(Con información de Diario de Cuba)