El actor estadounidense Robert de Niro participó en un encuentro con el «presidente» cubano Miguel Díaz-Canel lo que ha provocado la indignación de muchisimos cubanos.
El activista Ramon Colas escribió una carta abierta a Robert de Niro en la que le recuerda con la dictadura con la que se está mezclando.
Carta abierta de un cubano a Robert de Niro
Señor Robert De Niro.
La índole de una utopía constituye un pseudo problema, pero el sufrimiento a que da lugar es muy real” escribía Richard Fisch. Tomo estas palabras para exponerle la última parte. Aquella que se refiere al sufrimiento real. Lo hago, a título personal y sin pretensiones algunas, ante el asombro que me produjo haberlo visto rindiéndole homenaje al representante de una dictadura de sesenta años en el poder. Son miles, -además, razones tienen para ello- los cubanos asombrados cuando lo ven a usted, una personalidad del cine mundial, respaldando a quien oprime a un pueblo y le niega su libertad. Y es verdad, señor De Niro, hay un sufrimiento extendido en lo profundo del alma de la nación cubana y los responsables se fotografían a su lado con absoluta impunidad. Sufren los que se han quedado, los que nos fuimos y aquellos que van naciendo, portan también cierta ansiedad, porque al llegar a la vida no encuentran algo diferente al sufrimiento de sus padres y abuelos.
La dictadura cubana es como la mafia, aunque ésta no se mueve en la clandestinidad. Funciona igual a esa organización criminal cuando ejerce su poder mediante la fuerza, la violencia, el crimen, la prisión y el destierro. Usted, que ha interpretado papeles de mafioso puede entenderme ahora con facilidad y comprender, si eso fuera posible, la gravedad del asunto que lo salpica a usted en la complicidad. Tal vez, porque todo es posible, usted ignore la realidad cubana o ha llegado a creer la propaganda de sus agoreros acá y de otras partes. Se glorifica a la revolución hasta exponerla como la vía posible y necesaria para ofrecerles una mejor vida a los pueblos del mundo, pero eso no es verdad. Si así fuera, si a usted lo han convencido hasta llegar a creer que Cuba es un ejemplo, pregunte a quienes les distribuyen esa información ¿qué ocurre en la isla con los derechos humanos, cuantas cárceles ha creado la dictadura, cuántos cubanos se han ido a cualquier parte del mundo después de 1959, cuántos murieron y mueren intentando salir de allí? Para evacuar sus dudas, investigue cuántas personas han sido encarcelas por distribuir libros, ejercer el periodismo libre, organizarse al margen del oficialismo o por criticar a Fidel Castro.
El 11 de Junio del presente año, usted criticó públicamente al presidente de su país desde Toronto, Canadá. El hecho se convirtió en una noticia viral. Después, hasta donde sé, nadie tomó represalia contra usted. Tampoco le han expulsado de su trabajo. Nadie bloqueará sus contratos en el cine. No creo que tenga vigilancia policial, acoso o que se haya convertido en una persona altamente peligrosa para la seguridad nacional. Si esas mismas declaraciones la hiciera un artista cubano todo sería diferente porque dejaría de ser persona para convertirse en un excluido después de pronunciar la última palabra. Para la dictadura de Cuba las ideas son peligrosas y se encarcelan. También se matan.
Existe en nuestra historia nacional una página negra cuyo capitulo principal lo escribió Castro cuando ordenó el fusilamiento de sus principales adversarios políticos y autoridades de la anterior dictadura. Los ejecutaban frente a las cámaras de la televisión para extender el terror a escala social y paralizar los ideales de libertad del pueblo y las voces de sus opositores. Esa parte, obviamente, no se la han contado. Tengo la seguridad que desconoce del hundimiento del Remolcador 13 de marzo, el 13 julio de 1994. Se trataba de una pequeña embarcación con 70 personas a bordo que intentaba llegar a las costas de la Florida. Fue interceptada, a siete millas de las playas cubanas por fuerzas élites de la seguridad del estado, y por órdenes expresas de Fidel Castro la embarcación fue hundida y con ella 41 personas perdieron sus vidas, incluyendo a 10 niños inocentes que hoy reposan sepultados y sin desearlo en el fondo del mar. ¿Qué repugnante sería si estos crímenes los hubiera cometido Augusto Pinochet, en Chile o Jorge Rafael Videla, en Argentina?
Las dictaduras son dictaduras, sin importar su credo ideológico. Ser dictador de izquierda parece ser una lujosa comodidad que enamora algunas de las estrellas de Hollywood. Y fascina, cómo, incuestionablemente hemos visto, a un grupo de artistas e intelectuales reunidos con usted en New York junto al representante oficial de la única dictadura del hemisferio occidental. Usted ha estrechado la mano de una persona que el pueblo cubano no ha elegido. Su nombramiento fue a dedo y responde a una estrategia del comunismo cubano para darle continuidad a la dictadura en el tiempo. Más allá y después de la desaparición física de sus líderes históricos.
Señor De Niro, la historia siempre juzgará nuestros actos y condenará aquellos que han sido indignos. No tengas dudas, usted comparecerá a ese juicio moral y seguramente será inculpado por complicidad. Lo invito a que se anime y descubra la verdad sobre la revolución que hoy apoya. Está a tiempo de limpiar sus manchas para ganar el reconocimiento de quienes han sufrido severas heridas del castrismo. No demores. Su salud moral lo necesita.
Por mi parte, continuaré viendo sus películas. En definitiva, los papeles que usted interpreta no corresponden a su vida. Sin embargo, sentiré vergüenza y pena ajena, al recordar que se ha ubicado, lamentablemente, al lado de quienes han oprimido a mi pueblo.
¡ANIMO!
Ramón Humberto Colás