La escasez de alimentos no es el único flagelo en Cuba, a esta problemática se suma otro elemento, que los productos alimenticios existentes no cuenten con los requerimientos básicos de calidad para los consumidores.
Un reciente reportaje de CubaNet pone al descubierto la situación de las carnicerías en la Isla, donde se venden cárnicos y embutidos adulterados a la población.
Eneida González, quien se encontraba en una cola para comprar su cuota de mortadela en Mayabeque comentó: «la falta de higiene es lo primero que se nota al entrar a una carnicería estatal. La mortadela tiene mal olor, muchas veces ni mi gato se la quiere comer, lo que el estado asigna por la libreta de abastecimiento no alcanza para nada, nos están matando lentamente con toda esa putrefacción (…) Lo mismo te puedes encontrar un hueso que una jaba de nailon dentro de un tubo de mortadela y el hedor del picadillo de soya es inconfundible».
Estos establecimientos estatales ya no cuentan con neveras o cuartos refrigerados desde hace mucho tiempo, y los productos se echan a perder fuera de frío.
Otro factor a mencionar es que no se cuenta con los requisitos adecuados para transportar o manipular los alimentos, incumpliendo las regulaciones sanitarias.
Rubén Viera, consumidor de una de las carnicerías estatales de la provincia, expresó: «muchas veces en mi carnicería entra el pollo por pescado, o la mortadela desde horas tempranas de la mañana y están fuera de frío hasta dos días después porque no hay donde guardarlas».
«El carnicero siempre nos advierte que tratemos de comprar lo antes posible por este motivo y por eso siempre se forman grandes colas. Los camiones que trasladan estos alimentos están sucios y sin refrigeración, se pasan horas al sol distribuyendo en varios municipios. Nos están matando lenta y silenciosamente», añadió.
Viera explicó que ha comprado pescado de dieta por la libreta de abastecimiento con mal olor, mortadela podrida, picadillo de soya en mal estado, y señala que la falta de higiene en carnicerías y bodegas es un problema que se extiende a lo largo y ancho del país.
Omar Blanco, especialista gastroenterólogo del Hospital Clínico Quirúrgico Julio Trigo, detalla que la «hipertensión arterial, problemas renales, enfermedades gastrointestinales y altos niveles de ácido úrico» son trastornos que han ido aumentando en los últimos años entre los cubanos, a causa del consumo de embutidos mal procesados y los malos hábitos alimenticios a que conduce la escasez de alimentos.
«Llevar una dieta balanceada en Cuba no es para todos los bolsillos, cuando un paciente es diagnosticado con altos niveles de ácido úrico debe llevar una dieta a base de huevos, pescado blanco, pechuga de pollo o lomo de cerdo y vegetales como el pepino, la col, aceite de oliva entre otros. Muchas veces los pacientes llegan meses después y los análisis han empeorado porque en Cuba es casi imposible comer sano y llevar una dieta así con los precios de los alimentos», puntualizó el galeno.
Un trabajador de una carnicería estatal que no quiso revelar su identidad por temor, comentó: «nosotros los carniceros no tenemos la culpa, solo recibimos los productos y los distribuimos. No los elaboramos aquí, en las fábricas y en los cárnicos es donde ocurren todas estas cosas pero la cara al pueblo se la estamos dando nosotros».
«Ya comimos bistec de frazada de piso en los noventa y ahora parece que tendremos que comer mortadela de jabas de nailon en este nuevo período especial que se nos viene encima. Los inspectores son sobornables y los controles de sanidad ineficientes», contó el empleado.
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