Unos niños de Dunedin, Florida se enamoraron de un cocodrilo que se metió a la piscina de su casa y le pidieron a sus padres quedarse con él como mascota, recoge Telemundo.
Sin embargo, el padre de familia Barak Granot pensó en la seguridad de los pequeños, pese a que la decisión los desilusionara un poco.
Granot contactó a las autoridades para que regresaran al caimán a su hábitat.
Los oficiales cerraron la boca del animal con cinta adhesiva, y los niños pudieron tocar al cocodrilo de proporciones medianas.