La corte Suprema de Estados Unidos dijo en un comunicado, dijo que la jueza Ruth Bader Ginsburg murió en su casa en Washington rodeada de familiares.
«Nuestra nación ha perdido a un juez de talla histórica», dijo el presidente del Tribunal Supremo John Roberts. «En la Corte Suprema hemos perdido a una querida colega. Hoy lamentamos pero con la confianza de que las generaciones futuras recordarán a Ruth Bader Ginsburg como la conocimos, una campeona de la justicia».
La muerte de Ginsburg tendrá profundas consecuencias para la corte y el país. Dentro de la corte, no sólo se ha ido el líder del ala liberal, sino que con la Corte a punto de abrir un nuevo mandato, el presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, ya no tiene el voto de control en casos muy controvertidos.
La muerte de Ginsburg les da a los republicanos la oportunidad de reforzar su control sobre la corte con otro nombramiento de Trump que les daría a los conservadores una mayoría de 6 a 3.
En el centro de la batalla para lograrlo estará el líder de la mayoría del Senado, Mitch McConnell. En 2016 dio un paso sin precedentes en los tiempos modernos: se negó durante casi un año a permitir cualquier consideración del candidato a la corte suprema del presidente Obama.
En aquel entonces, la justificación de McConnell eran las próximas elecciones presidenciales, que, según dijo, permitirían a los votantes la oportunidad de opinar sobre el tipo de justicia que querían. Pero ahora, con las tornas cambiadas, McConnell ha dejado claro que no seguirá el mismo camino. En su lugar, intentará presionar inmediatamente a un nominado de Trump para garantizar que un juez conservadora ocupe el lugar liberal de Ginsburg.