Anamely Ramos, más que una activista, una heroína cubana siempre en pie de lucha. Hace algunos meses desde la Isla nos impactaba su fuerza para reclamar ante las injusticias y los abusos del régimen castrista, hoy desde México lo sigue haciendo sin descanso.
Su labor nos inspira a todos y a todas, a consumir nuestros desvelos con ese sueño de la Cuba posible, la que se tiene que fraguar de a poco, a diario, pero con la consistencia y la firmeza que no le falta a los grandes para alcanzar sus metas.
Desde ayer con esa grandeza que la caracteriza, Ana se movilizó con un grupo de jóvenes cubanos que también estudian en Ciudad de México y se fue al Zócalo, con fotos de Luis Manuel Otero Alcántara, de Maykel Osorbo, y del resto de los presos políticos que fueron apresados desde el pasado 30 de abril por manifestarse pacíficamente en la calle Obispo, La Habana Vieja.
Allí se reunieron para pedir por la libertad de los prisioneros de conciencia en Cuba, para dar a conocer la estremecedora represión que vive a diario el pueblo cubano, y las maquiavélicas formas en que silencia voces la dictadura, también en palabras de ella misma, en un intento por «regenerar la esperanza».
Este sábado lo volverán a hacer porque cuando se quiere ser libre cada minuto es oro, y Ana como esos jóvenes que la acompañan lo tienen claro, cada uno de ellos es el fragmento de esa Cuba que queremos tener, y que como Otero Alcántara dijo en abril ya se divisa en el horizonte, porque la dictadura ya se acabó en nuestras mentes, aunque sus garrotes nos siguen limitando, pero solo porque nos falta unión, pujanza y fe, esa palabra y sentimiento mágico capaz de obrar milagros.
«¡No podemos perder la fe. La fuerza está en nosotros, la fuerza está en la verdad!», escribió en sus redes sociales la también profesora de arte.
«Hoy estaremos de nuevo juntos en el Zócalo desde las 3:00 pm. No los dejaremos solos», sentenció.
«¡Estado Cubano: Ellos presos son una bomba de tiempo!», advirtió Ramos, guerrera visionaria de su lucha, mujer enamorada de Maykel, ese mulato de alma libre y rebelde, que todo cubano debe aspirar a ser.