La creciente violencia en la isla de Cuba ha propiciado el aumento de robos y asesinatos tras la imperante crisis socioeconómica.
Recientemente se conoció a través de un reporte del perfil oficialista de Facebook «Cazador- Cazado», vinculado al Ministerio del Interior (MININT), del ataque perpetrado por un sujeto nombrado Karel Matos Cabrejas a otro individuo, a quien le colocó un machete en el cuello, con el fin de sustraerle 15 mil pesos cubanos, acaecido en el poblado Casanova, en el municipio Frank País, de la provincia de Holguín.
Según dicho reporte el agresor puso en peligro la vida de este hombre y fue arrestado por agentes de la Policía, por lo que deberá enfrentar un proceso penal al ser el autor de un delito de robo con violencia.
Otro lamentable hecho ocurrido en esta provincia fue el asesinato del campesino Moisés Mojarrieta, en la localidad de Cabonico, en el municipio Mayarí. Según una publicación realizada en el grupo de Facebook Patria y Vida. Revolico, Ventas y Promociones para Holguín este señor se defendió de varios delincuentes que penetraron en su propiedad para robarle. Sin embargo, no pudo aniquilarlos, siendo descuartizado tras recibir varios cortes con machetes por los agresores. Aún no ha sido revelado si los autores de este sanguinario hecho fueron atrapados por las autoridades.
Muchas personas reaccionaron con comentarios ante la fatídica noticia. Entre estos se encuentran: «Dios mío, cuánta crueldad, malditos delincuentes, crápula de la sociedad», «Casi todos los delincuentes son informantes de la policía, por eso no pasa nada»y «Ninguna noticia de estos casos salen a relucir en la TV, ni la radio, no alertan al pueblo de lo que está sucediendo, pero tampoco hacen nada para evitarlo».
Lo cierto es que gran parte de los casos de robo terminan con la muerte de personas inocentes, por lo que las autoridades cubanas deben analizar las causas del incremento de la criminalidad y en función de estas trazar estrategias que permitan enfrentar este fenómeno, pues la solución no está en la penalización de tales conductas, sino en evitar su desarrollo. Igualmente, dichos hechos deben ser divulgados ampliamente a los efectos de que la sociedad tenga conocimiento de la situación delictiva existente, sin que ello implique crear el pánico.