Un riesgo potencialmente mortal que enfrentan los bañistas al penetrar en el mar lo constituye las corrientes de resaca, por encima incluso del que representan los tiburones y las medusas. En la actualidad este fenómeno es el causante del mayor número de rescates ocurridos en las playas cada año.
Recientemente, perdieron la vida en aguas del Estado del Sol seis personas en dos días consecutivos, por ahogamiento, tras sufrir los nocivos efectos de las corrientes de retorno. Entre las víctimas se encuentran tres jóvenes de sexo masculino provenientes de Alabama, quienes concurrieron a nadar a una playa del Panhandle de Florida, así como una pareja de adultos que se encontraba también de visita en dicho estado junto a sus seis hijos, pero en la isla Hutchinson, residentes todos en Pensilvania, según la información ofrecida por las autoridades.
Lo cierto es que, de acuerdo a los datos aportados por la Asociación de Salvavidas de Estados Unidos, un estimado de 100 personas se ahogan anualmente debido a las corrientes de resaca y más del 80% de los rescates en las playas están vinculados a este fenómeno.
El Servicio Meteorológico Nacional reveló que en el transcurso del presente año ya suman 16 las muertes ocasionadas por corrientes de resaca en aguas de la nación norteña, incluyendo las acaecidas en Florida, así como ocho registradas en Puerto Rico y dos en Texas.
Las corrientes de retorno son canales estrechos de agua que fluyen desde la orilla hacia el mar abierto. El principal peligro de estas para los bañistas no radica en ser arrastrados por su fuerza hasta mar adentro, sino en que muchas veces ellos entran en pánico, tratan de nadar contra las mismas y terminan agotándose y hundiéndose.
Su formación se produce generalmente en zonas bajas a lo largo de las playas o en áreas próximas a los muelles y embarcaderos. Es posible que estén vinculadas a tormentas lejanas, como los centros de baja presión o los huracanes, pero pueden originarse en días cálidos. Son difíciles de identificar, pues en ocasiones el agua superficial se muestra aparentemente en calma.
La corriente puede llegar a desplazarse a una velocidad de ocho pies por segundo, lo que equivale a 3,2 metros por segundo, superior a la de un nadador de alto rendimiento, por lo que no se recomienda luchar contra esta, en correspondencia con lo expuesto por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA).
Al respecto Daniel Barnickel, de Palm Beach County Ocean Rescue, expresó: «Si te atrapan en una y tratas de nadar directamente, no vas a poder hacerlo».
Los rescatistas en las playas y los expertos en meteorología recomiendan evitar un episodio de miedo intenso e intentar nadar de forma paralela con el objetivo de salir de la corriente y acercarse paulatinamente a la orilla. Su disipación ocurrirá eventualmente, pero es posible que para ese entonces la persona atrapada se encuentre en aguas de mayor profundidad.
Un elemento fundamental es no nadar de forma directa contra la corriente. Testimonios de varios salvavidas indican que muchos nadadores experimentan situaciones sumamente angustiosas tras cansarse en su intento de regresar a la orilla. En caso de que la persona afectada esté cerca de una estación de socorristas, la opción más viable es nadar hacia este lugar.
En relación al tema, Barnickel agregó: «La mayoría de nuestros rescates de corrientes de resaca ocurren fuera de las áreas vigiladas porque no estamos allí para evitar que sucedan».
En el contexto actual se utilizan banderas con distintos colores para advertir a los bañistas sobre los peligros imperantes en las playas.
Existen tres banderas que alertan sobre el predominio de oleaje y de corrientes de resaca. El rojo hace alusión a un peligro elevado, el amarillo significa un riesgo mesurado y el verde indica una amenaza leve. También se coloca una bandera morada para avisar sobre la presencia de especies marinas dañinas como las medusas, los tiburones y las mantarrayas y dos banderas rojas para informar que la playa está completamente cerrada al público.
A fin de preservar vidas humanas, el Servicio Meteorológico Nacional ha optado por compartir los riesgos de las corrientes de resacas a través de su sitio web y ha implementado un sistema informático que permite pronosticar cuándo hay condiciones que benefician su surgimiento con una antelación de hasta seis días para las costas este y del Golfo de Estados Unidos, Puerto Rico, Hawái y Guam.
En una publicación realizada en el sitio web de la mentada agencia, el científico de la NOAA que realizó el modelo en cuestión, Gregory Dusek, manifestó: «Antes de esto, los meteorólogos predecían manualmente las corrientes de resaca en una gran sección del océano dos veces al día y solo uno o dos días en el futuro. La predicción anterior tiene el potencial de aumentar sustancialmente la conciencia y reducir los ahogamientos».
Precisamente la semana pasada cuando se produjeron los fatídicos eventos, fueron divulgadas advertencias de extremo peligro que abarcaban la mayoría de las playas de Florida.
En cuanto a la pertinencia de rescatar a una persona que ha sido agarrada por una corriente de resaca, las autoridades destacan que dicha acción puede ser bastante peligrosa y que gran parte de aquellos que se aventuren a hacerlo tienen altas probabilidades de sufrir afectaciones.
Lo ideal es hacer contacto con un salvavidas, si es posible, o llamar al 911 si alguien observa a un nadador en una situación alarmante. Las personas que se encuentren fuera del agua también pueden indicarle al bañista que comience a nadar paralelamente hasta arribar a la orilla.
A modo de consejo, Barnickel afirmó: «Nunca nades solo. Y siempre asegúrate de que haya un adulto. Y asegúrate de no sobreestimar tus habilidades. Conoce tus límites».