Con la llegada de la temporada de huracanes que comenzó el 1 de junio y se extiende hasta el 30 de noviembre del presente año la Organización Meteorológica Mundial (OMM) elige un grupo de nombres que llevarán las tormentas y huracanes.
Este año en particular está marcado por una activa influencia de estos fenómenos naturales y de acuerdo a la previsión de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) entre 17 y 25 tormentas con nombres de las cuales algunas llegarán a ser potenciales huracanes de gran peligrosidad para la región de las Américas.
Los nombres que se asignan a estas potenciales fuerzas naturales de la naturaleza son seleccionados con mucho cuidado y utilizando además algunos del 2018 pero con cambios significativos. AL momento de elegir estos nombres la organización valora algunos criterios como el significado que poseen en otros idiomas, el número de caracteres o la facilidad de pronunciación.
Desde la A hasta la W elegidos en orden alfabético en español, inglés, francés y holandés se compone la lista de 21 nombres confeccionada por la OMM. En la actual temporada la lista la encabeza el Alberto y la termina William, pero existen muchos otros que puedes conocer a continuación:
- Alberto
- Beryl
- Chris
- Debby
- Ernesto
- Francine
- Gordon
- Helene
- Isaac
- Joyce
- Kirk
- Leslie
- Milton
- Nadine
- Oscar
- Patty
- Rafael
- Sara
- Tony
- Valerie
- William
La organización posee un total de seis listados que se van rotando cada seis años con algunos cambios, esta lista, por ejemplo, se utilizó en el 2018 y ahora en la actualidad, lo que quiere decir que su próximo uso sería en el año 2030. En el caso de que los nombres se agoten, existe una lista secundaria a la cual remitirse para nombrar otras tormentas.
En el pasado se emplearon nombres griegos para nombrar las tormentas en caso de que se agotara la lista principal, pero solo en dos ocasiones han acudido a ella y fue en el año 2005 y 2020. No obstante, un año después de que se utilizó por última vez se determinó que no se manejaría más ese alfabeto griego.
Los nombres de las tormentas no solo identifican a las mismas, sino que llevan consigo un recordatorio de la importancia de eventos que ocurrieron en el pasado. En el próximo año la OMM decidirá si mantener o no algunos de esos nombres de tormentas que generaron estragos significativos en la sociedad.
Las tormentas y huracanes reciben un nombre atendiendo a que mejora la claridad y eficiencia en la comunicación durante las emergencias meteorológicas. Esta costumbre meteorológica que empezó a funcionar a mitad del siglo pasado permite a que los expertos, autoridades y la sociedad en general puedan distinguir de manera clara y concisa cada evento, máxime cuando son varios influyendo a la misma vez.
Esto contribuye, además a la difusión de las informaciones, agiliza las decisiones críticas en circunstancias donde cada minuto cuenta, así como mejora la coordinación durante respuestas a desastres. La actual temporada ciclónica sobrepasa los promedios históricos y subrayan la posibilidad de una intensa etapa.
Las condiciones de altas temperaturas en el mar y la transición de El Niño a La Niña son algunos de los factores que inciden en la formación de estos sistemas huracanados, incluso juegan un papel primordial en el desarrollo de estos.