El régimen cubano en su afán de seguir enriqueciendo sus propiedades sigue apostando por el desarrollo turístico del país a pesar de la grave crisis económica por la que atraviesa. En el presente año se prevé que se inauguren nuevos hoteles a en varias zonas de gran impacto turístico como La Habana y Cayo Santa María en la provincia de Holguín y Varadero.
Los empresarios del grupo hotelero Gaviota que se subordina al conglomerado del Grupo de Administración Empresarial S.A (GAESA) apuestan por rescatar el turismo canadiense el cual es uno de los más importantes para este sector en la isla caribeña. De acuerdo al portal Travel Week un grupo de estos funcionarios informaron a turoperadores de Canadá que su ministerio abriría nuevos inmuebles destinados al descanso y disfrutes de los turistas.
En la conferencia que ofrecieron los empresarios cubanos en la sede de la Junta de Turismo de Cuba en Bay Street en la ciudad de Toronto se explicó que Gaviota prepara mejoras en sus instalaciones a lo largo del país en varios destinos de gran importancia. A su vez destacaron que para ello colaboran con otras empresas extranjeras para que contribuyan a mejorar el servicio en todo el territorio nacional y se trabaja en las negociaciones para atraer más inversionistas.
Actualmente Gaviota colabora con 16 cadenas hoteleras lo que significa que el 80% de sus habitaciones son gestionadas por empresas extranjeras. La idea es supuestamente desarrollar nuevos productos para atraer más turistas y algunas novedades para que las familias que visitan la isla con niños cuenten con nuevos módulos y niveles premium.
Con el fin de recibir un mercado turístico más joven comenzarán con Playa Cayo Santa María debido a que el país experimenta un nivel considerable de solicitudes de alojamiento para familias más grandes. La compañía canadiense Blue Diamond Hotels también trabaja con los cubanos en ofrecer «festivales de música especializados», así como abrirán una nueva marca de hoteles destinada a la juventud bajo el nombre de «Resonance» con mucha música y entretenimiento.
El Ministerio de Turismo prevé aperturar a finales de este año el Hotel Metrópolis en la capital cubana bajo la administración de Kempinski, constituyendo la segunda gestionada por ellos después del Gran Hotel Manzana Kempinski de la misma ciudad que lleva más de 504 años de creada.
En ese sentido antes que finalice el presente año abrirá sus puertas al turismo internacional la segunda sección del Muthu Havana que albergará 515 habitaciones con el nombre de Muthu Tower. Por otro lado, el controvertido Hotel K23 de 594 unidades comenzará a brindar sus servicios el 20 de noviembre bajo la administración de la cadena hotelera Iberostar.
Ya para el año próximo se espera que el Hotel Corona de La Habana que gestiona la cadena hotelera turca ATG también empiece a recibir turistas en sus 147 habitaciones disponibles con calidad de cinco estrellas. Y en consecuencia se inaugura el Hotel Real Aduana que se ubica en la terminal de cruceros del Puerto de La Habana y justo al lado de los lugares más históricos de La Habana Vieja, muy frecuentado por los extranjeros.
Debido al supuesto incremento de la actividad turística los funcionarios anunciaron que se habilitarán centros de formaciones de profesionales del turismo con el fin de enfrentar los retos que se avecinan y así contribuir a brindar una mejor calidad en el servicio a los clientes. Estos centros de preparación estarán dotados de los mejores educandos del país en este sector.
La tendencia de la dictadura a continuar promocionando y desarrollando su capacidad hotelera en medio de la crisis económica y dejar a un lado los problemas más acuciantes de la población continúa siendo un artilugio para enriquecerse mientras otros no tienen que ofrecer de comer a sus familias.
La oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) reveló el año pasado que solo el primer trimestre la dictadura destinó 2.325.3 millones de dólares en la construcción y reparación de hoteles en todo el país, lo que significa que se invirtieron cuatro veces más en restaurantes e inmuebles turísticos que en asistencia social y salud pública. A pesar de eso las cifras de turistas de ese año estuvo deprimente ya que siete de cada diez habitaciones no se rentaron según datos oficiales.
«La estadística confirma la persistencia de una estructura muy deformada de la inversión en Cuba en la que un tercio se concentra en actividades articuladas principalmente alrededor del turismo», explicó el economista Pedro Monreal haciendo alusión al tema.
Esas inversiones también afectaron en gran medida al sector educativo bastante atropellado por la crisis económica, donde los niños en sus escuelas no cuentan con las libretas, ni los materiales básicos para estudiar y sus padres tienen que adquirir los uniformes escolares a más de 2.000 pesos en el mercado negro porque el estado no tiene materias primas para confeccionarlos todos en sus avejentadas industrias textiles.