Recientemente, trascendió que la operadora turística mayorista Proturs, de México, optó por dejar de vender a Cuba como destino, lo que afecta de manera considerable a este sector en la isla, fundamentalmente ahora en medio de la temporada alta, representando un duro golpe para el régimen cubano que ha realizado inversiones de gran magnitud con el objetivo de atraer visitantes al país.
De acuerdo a la información aportada por el medio Repotur, uno de los factores que influyeron en la adopción de tal decisión es que existen otros destinos en el Caribe como Punta Cana, en República Dominicana, y Cancún, en México, que brindan servicios de mayor calidad por el mismo precio.
Lo cierto es que muchos de los vacacionistas extranjeros que han acudido a la mayor de las Antillas se han quejado por el desabastecimiento en los hoteles y la poca calidad en la prestación de los servicios, elementos que generan dudas sobre la rentabilidad de operar en la isla.
A ello se suma el colapso del sistema eléctrico nacional acaecido el pasado 18 de octubre que evidenció la aguda crisis energética que atraviesa la isla y que provocó que los visitantes no tuviesen una estancia agradable.
Incluso, un agente de viajes canadiense, nombrado François Laramée, quien se encontraba en la nación caribeña cuando ocurrió este acontecimiento, recomendó a los turistas de su país postergar su traslado a la misma por el complejo panorama energético imperante.
En el marco de una entrevista ofrecida al medio de comunicación canadiense TVA Nouvelles, Laramée contó que el ruido causado por los grupos electrógenos de los hoteles y la falta de información por parte del personal competente impidieron que los visitantes hospedados pudieran descansar y relajarse adecuadamente. En tal sentido señaló: «Hay un límite para creer que se puede estar bien en medio de una situación así».
Hubo algunos turistas, oriundos de Quebec, que también narraron al citado medio sus experiencias tras producirse el apagón generalizado, calificando de desagradables sus estancias en Holguín y Varadero.
El gobierno cubano ha sido blanco de disímiles críticas por destinar en los últimos años cuantiosos recursos al turismo en lugar de utilizarlos para revitalizar las principales infraestructuras del país como las centrales termoeléctricas que se hallan en precarias condiciones. Una muestra fehaciente de su ineficiente gestión económica es la construcción del prominente Hotel K23, el cual requirió una inversión millonaria y cuyo nivel de ocupación es sumamente bajo.
Al respecto, el economista Pedro Monreal, expresó: «El descalabro del sistema electro-energético cubano pone de relieve uno de los principales desaciertos de la política inversionista en Cuba: exagerada inversión asociada a un turismo con baja utilización de su capacidad y desatención a la desvencijada infraestructura del país».