En 2008, cuando la dictadura en Cuba decidió permitir a los nacionales beneficiarse de los hoteles y recintos turísticos de la isla, muchos llevaban décadas sin hospedarse en hoteles o al menos entrar al lobby de uno de estos. Los cuales eran destinado en su totalidad al personal extranjero.
Que decir de millones de cubanos que nacieron en ese tiempo y nunca antes habían visitado ninguno, y por otro lados otros muchos que se salario mensual es el valor de una noche en cualquiera de estos, que quizás muera sin conocer los hoteles de su propio país.
De la clase media emergente, la mayor cantidad prefiere los hoteles administrados o manejados por compañías extrajeras, el porque es sencillo «están más limpios, la atención es más eficiente y la variedad de comida más amplia». Una de las primeras preguntas de los cubanos es que sea de una compañía española o extrajera y que sea «todo incluido».
Todavía existen diferentes tratos según entrevistados en la isla que tienen la dicha de visitar hoteles, esto es lo que comentan: «No es lo mismo, desde que uno enseña el carné de identidad para que le entreguen la llave de la habitación ya se nota que el trato no es igual. A los cubanos nos hacen aclaraciones que llegan a ser irrespetuosas sobre el tema de no robarnos las toallas ni los vasos de la cocina».
«El ojo del amo engorda el caballo», dijo una señora a 14ymedio, quien desaconseja los hoteles gestionados exclusivamente por la firma nacional Gaviota. «No llegan a tener un servicio de excelencia, y los detalles como el agua caliente, el aire acondicionado o la variedad de quesos en el desayuno a veces dejan mucho que desear», sentencia. «Preferimos los que incluyen el transporte en el precio, para no hacer el viaje por nosotros mismos».
Comentarios recolectados por 14ymedio del personal de los hoteles dice el porque el trato diferente a los cubanos: «Tenemos muchas pérdidas cuando la mayoría de las habitaciones del hotel están ocupada por cubanos», comenta bajo anonimato un empleado del Sol Río de Luna y Mares, un resort de «todo incluido» con cuatro estrellas y 464 habitaciones en la Playa Esmeralda, del litoral norte holguinero. «Se llevan los cubiertos del restaurante, las copas y echan la comida en bolsa para llevársela a sus casas», se queja el camarero.
«Tenemos ya una reserva por dos noches con todo incluido en un cayo, que nos ha costado menos de 100 CUC», asegura la mujer. «Ya tenemos preparadas las jabas, porque de ese viaje tengo que traer el queso y la mantequilla para varias semanas», confiesa sin vergüenza la señora que dejó su comentario a 14ymedio.
Esto también dice que el pueblo tiene hambre vieja y se aprovecha cuando esta en hoteles o instalaciones turísticas, que queda para los que no lo pueden ni visitar.
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