Residentes de Miami y otras áreas en la trayectoria del peligroso huracán Matthew han caído víctimas de la desesperación y acaparan todo lo que puedan para pasar la tormenta.
Los mercados se han quedado sin agua y los establecimientos de gasolina tienen filas enormes y en algunos casos ya no hay combustible para los clientes.
“Estuve hasta tarde anoche dando vueltas por toda la ciudad, ninguno de los negocios tenía agua” dijo a El Nuevo Herald un residente de Miami.
Residentes con más experiencia saben que el agua es un producto que escasea después del paso del huracán donde los establecimientos cierran y es difícil que llegue el abastecimiento.
El combustible para autos también se vuelve complicado después del paso de un huracán.
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