Para los cubanos la escasez es parte normal de la vida, ya sea por los apagones o por la búsqueda de papel higiénico, es una lucha que todos enfrentan día a día.
Este año los isleños echan en falta los productos básicos de alimentación, como son las viandas y vegetales.
“Es un desastre”, dijo Lisset, de 42 años, quien vende equipos de aire acondicionado al gobierno. “Jamás vivimos con lujos, pero la comodidad que alguna vez tuvimos ya no existe”.
Todo se debe a la llegada de casi 3.5 millones de visitantes el año pasado, un récord para la isla que aumentó la demanda de alimentos y eso causó un efecto dominó.
Los turistas se están comiendo, literalmente, las raciones de los cubanos. Debido a la pésima planeación del gobierno y la baja producción, los productos se están yendo a las manos de turistas adinerados y los cientos de restaurantes privados que los atienden, lo cual ha provocado el alza de los precios y estantes vacíos.
“La industria del turismo privado está en competencia directa por el suministro de alimentos con la población general”, dijo Richard Feinbeg, profesor de la Universidad de California en San Diego, y especialista en economía cubana. “Hay muchas consecuencias y alteraciones que no se esperaban”.
Elevar los precios de productos como cebollas y pimientos, o de frutas como piñas y limones, ha provocado que muchos no puedan comprarlos. La cerveza y el refresco pueden ser difíciles de encontrar, pues los restaurantes los compran al por mayor.
El mercado es un favorito de los restaurantes privados que han surgido para atender a los nuevos visitantes. Emplean grupos de compradores que todos los días recorren la ciudad para adquirir frutas, vegetales y bienes no perecederos, con presupuestos que sobrepasan los de un hogar promedio.
“Casi todos nuestros compradores son paladares”, dijo un vendedor llamado Rubén Martínez. Ya son cerca de 1,700 “paladares”, o restaurantes privados, en todo el país. “Son los que pueden pagar más para obtener calidad”.
“El gobierno ha fracasado constantemente a la hora de invertir en el sector agrícola”, dijo Juan Alejandro Triana, un economista de la Universidad de La Habana. “Ya no somos 11 millones de habitantes. Debemos alimentar a más de 14 millones”.
“En los próximos cinco años, si no hacemos algo al respecto, los alimentos se convertirán en el primer problema de seguridad nacional”, agregó.
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