Un cura italiano fue acusado por una mujer de organizar fiestas sexuales, que filmaba, y en las cuales participaban numerosas amantes, que él había prostituido.
Fue acusado de vivir inmoralmente y trastornar psicológicamente a los implicados.
«Teníamos relaciones sexuales en la parroquia a toda hora. Mañana, tarde y noche. Siempre había un montón de mujeres dando vueltas», afirmó la mujer de manera anónima.
En el registro policíaco que se hizo a las posesiones de Andrea Contin, párroco de la iglesia San Lázaro en Padua, se encontraron infinidad de filmaciones (guardadas en cajas de supuestos videos religiosos) y distintos juguetes sexuales que servirían como pruebas en este caso.
A través de un informe la diócesis local manifestó: «Los hechos bajo investigación son muy graves y duelen al obispo y a la comunidad cristiana».
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