Aunque hace tres años las autoridades cubanas despenalizaron la venta estatal de carros, ningún cubano ha podido comprar un Peugeot 508, valorado en 300 mil dólares. Ellos siguen esperando pacientemente las guaguas en las paradas o “resolviendo” con los almendrones mientras sobre un poco de dinero.
Un reportaje realizado por Martí Noticias, refleja el descontento de los cubanos que, como Jaime, cada mañana tienen que madrugar para poder llegar a sus trabajos a tiempo, después de fajarse o venir apretado en una guagua importada de China. O en el mejor de los casos, gastas más de la mitad de su salario diario en un carro.
“Por las mañanas el taxista cobra veinte cañas hasta el Vedado. Como trabajo en Playa, si tomo otro taxi, debo pagar otros veinte pesos. Al regreso igual. Ochenta cocos por ir y venir del trabajo y yo gano veinte baros diarios. Sí, en taxi hago el viaje en una hora, y si tengo que esperar una guagua son tres horas pa’lla y tres pa’cá. Muchos documentales, libros y charlas recordando la vida y obra de Fidel Castro, pero el gobierno lleva 60 años sin poder resolver el problema del transporte. Esto es duro, brother”, dice Jaime enfadado.
Ejemplos como este hay en cualquier lugar de La Habana, basta con asomarse ya no solo en horarios picos, ahora también en cualquier momento del día para notar la falta de transporte que hay en Cuba.
“De madre. Llevo desde la seis y media de la mañana para coger una guagua. Ya son las ocho y todavía estoy en la parada. Y cuando logras subir, tienes que andar con cien ojos, pues al menor descuido los carteristas te llevan la billetera. Y ni qué decir de los jamoneros. Te pegan el ‘paquete’ por atrás como si tú fueras su esposa. El otro día, un descarado de lo caliente que estaba, se sacó el mandao y se masturbó en pleno viaje”, cuenta Mireya, una ayudante de cocina en una escuela.
Un panorama nada alentador que nos hace preguntar: ¿Cambió algo que despenalizaran la venta estatal de carros?