Después de debutar el pasado 21 de agosto de 2016 con los Astros de Houston —a los 32 años y 71 días—, golpeando un sencillo ante el derecho mexicano Yovani Gallardo, Yulieski Gurriel jugó sus primeros 36 partidos de MLB, y esta fue su línea productiva, un tanto discreta: .262 / .292 / .385.
No obstante, muchos sabemos que Gurriel, quien fue una superestrella en Cuba durante 15 años, tiene aún madera para enfrentarse a los lanzadores de las Mayores. He aquí, ¡un Top Five! de los ajustes que deberá llevar a cabo el cubano en el plato esta campaña, jugando en su nueva posición de la inicial.
1. Contra slider, mesura, 100% paciencia: Ya está claro… Gurriel ante pitcheos en slider, terminó teniendo tan malos numeritos (registró: .211 / .421 / .167 de BABIP), que, de seguro, en la presente primavera esa debe ser su tarea número uno. ¿Pero qué tan desastroso fue el contacto de Yulieski sobre “sliders”? En sí, no solo fue su peor promedio ante muestras de más de 15 pitcheos, sino que, al sacudir las conexiones, su porcentaje de líneas fue ínfimo (3.75%), muy diferente que al poner la bola en juego contra “cambios de velocidad” (10.26%).
Esto responde a que, Gurriel, intentó en la mayoría del tiempo halar los envíos quebrados cortantes, razón que le costó la caída de su contacto de hits. La paciencia, coordinación de manos y piernas, será la clave para que el cubano batalle contra los sliders de la liga, y se quite los desagravios de lidiar con (20%) esa presión en dos strikes. En MLB, el dedo no se mueve del plan, y la estrategia de la oposición sabe que esa es la vía para desestabilizar la secuencia de los swings de Gurriel. Aun así, el primer cuadrangular de su carrera lo consiguió ante Andrew Miller, un especialista lanzado sliders-cortantes, pero el trabajo será duro en adelante.
2. El enfoque para los primeros turnos: En Cuba, Yulieski Gurriel pegó 168 jonrones de 282 después del primer tercio de juego. Esa tendencia, es igual a 59.57% de sus bambinazos, una exagerada cuota. En su primera experiencia ante los mejores lanzadores del planeta en 2016, Gurriel generó un poder poco ocasional y fue inconsistente en sus primeros dos paseos por el rectángulo. En su primera aparición, bateó solo .182, y en la segunda, peor, .143. Unificando los ponches de ambos focos, tenemos siete, por encima de los tres extra bases que conectó. Aquí está la “oreja peluda” del asunto: En su tercer asomo al home plate, Yulieski promedió .333, y contra el primer enfrentamiento versus lanzador relevista, conectó para .364. Es fácil de entender, él se calienta con el progreso del juego, pero si no cambia la tendencia y se esfuerza en la proa, jamás podrá alimentar su OBP ni las puestas en juego.
3. Gurriel funciona como limpia bases: No cabe duda que, la campaña 2016, fue una prueba interesante para Yulieski, y más, para la oficina de los Astros de Houston. Conocerse de ambas partes era vital, por eso creo que no volverá a suceder esto: Gurriel, bateando de segundo en la tanda. ¡No!… No lo creo. En esa posición en el line up, su rendimiento fue escaso: .146 / .180 / .188, en 50 visitas al cajón ofensivo. La razón está cerca y fue bien visible: Gurriel, es un limpia bases, así lo ha sido en toda su carrera, en Cuba, en Japón, y de otra manera no funcionará su siquis –al menos en lo que le queda de vida activa—. Batear segundo le hacía tener que atarse obligatoriamente a tendencias pocas experimentadas, como estas: Batear en conteo –ordenado, no libre—, mover a los corredores, poner la pelota en el suelo, no halar el pitcheo cómodo a plenitud, y sacrificar los conteos. El resultado de todo eso, fue este:
-Sin outs y con corredor en primera: 1 en 13, 3-BDP (bateo para doble play).
-Corredores en primera y segunda: 1 en 12, 4-BDP.
-Un out y bases vacías: jamás consiguió llegar a primera por pasaporte en 26 turnos.
Bateando de quinto, en función de remolcar durante el gran porciento de las oportunidades, Gurriel bateó .293 / .318 / .488 en 44 apariciones. ¡Ahí estuvo la solución!
4. Dejar pasión por la bola alta: El pitcheo en el tercio alto de la zona de strike en MLB, es utilizado como los palitos chinos en Asia. Esa es una defensa de los lanzadores en conteos donde no se regalan rectas, por lo tanto, defender la opción de abanicarlos, no es un plan inteligente –si no pregúntenle a Bregman, quien se fue de 32-1 hasta que redirigió su agresividad en el plato—. Gurriel, osciló de esta manera contra pitcheos de este tipo:
-Tercio alto en zona de strike: .125.
-Tercio alto y afuera de la zona de strike: .277.
A diferencia de esa despreciable producción, denle un vistazo a esto:
-Todas las pelotas bajas: .296 (19 hits en 64 apariciones). Un bateador se hace realmente especial, cuando logra discernir entre el pitcheo que viene con veneno, y el que ataca la zona. Para ajustarse, queda poco tiempo.
5. Cuota de elevados, rompe producción: Un dato encierra toda respuesta: En la liga, los bateadores elevaron la bola y salió un bambinazo en el 9.10%. Gurriel, estuvo alejadísimo de media, con solo un 5.30%. El peso de esta situación adversa, recae en que, Yulieski, elevó el 20.4% de las pelotas al centro del tercio de la zona de strike, y el 18.5% de las pelotas altas. Al conectar las bolas bajas, donde tuvo su mejor producción, el porcentaje de elevados se anestesió en 11.8%. Solo el 0.75 de los roletazos llegaron antes que un fly, oscilación que terminó por exterminar varios turnos de Gurriel en 2016. ¿Se repetirá la historia? Al menos, el astro cubano tiene tiempo para trabajar en sus debilidades.