Un reportaje publicado este lunes en el diario Trabajadores, órgano de la oficialista Central de Trabajadores de Cuba (CTC), explica que en la capital llegó a haber decenas de establecimientos de este tipo, pero en la década de los 90, “ante muy evidentes carencias económicas”, casi todos fueron convertidos en viviendas para damnificados por huracanes.
“El resto, frente a la imposibilidad del más adecuado mantenimiento constructivo, sufrió un notable deterioro y poco a poco desaparecieron de la escena nacional las posadas”
Actualmente los arrendatarios por cuenta propia ocuparon ese lugar que dejaron atrás los sitios para el amor. Alquilando habitaciones por horas, y que en la actualidad, según “Trabajadores”, cobran el equivalente a cinco dólares “por tres horas de privacidad amorosa”. Ofreciendo “aire acondicionado, refrigerador, agua fría y caliente y un confort adecuado”
“Ese es un servicio que ahora está en manos de particulares, quienes garantizan el espacio perdido por las famosas posadas. Creemos en la posibilidad real de retomarlo y desarrollarlo”, dijo al diario de la CTC el director de la Empresa Provincial de Alojamiento de La Habana, Alfonso Muñoz Chang.
Para comenzar con el proyecto lo harán con el hotel Vento, un edificio de dos plantas con 16 habitaciones con baños y ubicado “a pocos metros de donde antaño existiera, precisamente, una conocida posada”, señaló Muñoz Chang.
Según Chang, si uno no tiene “cuarto privado, casa propia, o puede pagar una noche en un hotel, para el resto solo queda el hospedaje por horas, los parques, las escaleras oscuras, la playa y hasta el malecón”.
La primera posada en Cuba se llamo “Carabanchel” y abrió a finales del siglo XIX en el popular barrio de Centro Habana.
“A pesar de largas colas y las medidas de ‘camuflaje’ que algunos desarrollaban para no ser sorprendidos por ojos indiscretos, siempre la gran mayoría quería -o queríamos- ir al lugar, pues allí se iba a amar”, concluyó.