Según reporta Diario de Cuba, varias brigadas de construcción privadas en La Habana están valorando la posibilidad de devolver sus licencias tras la decisión del Gobierno de detener la entrega de permisos para negocios en diferentes actividades económicas.
«Si sacamos bien las cuentas, es preferible no pagar la licencia ni los impuestos y enfrentar las multas de los inspectores por trabajar ilegal. Las medidas que toma el Estado contra los cuentapropistas al final conducen a que la gente siempre recurra, como única salida, a la ilegalidad, el invento, el soborno. Todos queremos el camino correcto, pero ellos mismos lo bloquean», «, dijo Miguelito Zamora.
La molestia de estos trabajadores es un reflejo de cómo las autoridades cubanas se las arreglan para frenar cualquier iniciativa que permita el enriquecimiento de quienes la emprendan.
«Al prohibir nuevas licencias para ejercer estas actividades, las brigadas de construcción se quedan casi sin trabajos. Hay que entender que estas brigadas surgen con el boom de los negocios más lucrativos: los hostales, los restaurantes, las cafeterías de primera, y no para reparar o construir las viviendas del cubano de a pie», añadió Leonel Rodríguez.
Un gran número de emprendedores proviene de la Oficina del Historiador de La Habana, por lo que están muy bien preparados.
«Todas estas brigadas están muy bien organizadas, tienen arquitectos, albañiles restauradores, contratistas experimentados, diseñadores de interiores, todos avalados por la Oficina del Historiador. Cuando observas su trabajo terminado, es evidente la diferencia. No surgieron para reparar simples viviendas, sino para contribuir al incremento del turismo internacional y la inversión extranjera», dijo una arquitecta del lugar.