«Aquí (Cuba) hasta el último momento no se alertó a la gente sobre lo peligroso que iba a ser el fenómeno, sobre la fuerza que traía», dijo Ailer González, miembro del equipo de Estado de SATS.
La desesperante situación que están vivenciando los cubanos tras el azote de Irma no pasa inadvertida para los integrantes del equipo de Estado de SATS en la isla, quienes junto al sacerdote católico Castor Álvarez, dieron a conocer en un video las protestas de la población por la falta de ayuda recibida de parte de las autoridades, que además han limitado la entrega de cualquier tipo de ayuda a los damnificados.
«La respuesta del régimen en relación al huracán ha sido un desastre. El país ha estado casi colapsado por varios días y esto ha provocado hasta protestas populares», apuntó Antonio Rodiles.
Rodiles aludió a la ausencia del gobernante cubano, Raúl Castro en el panorama desolador que experimenta la población cubana.
«En este caso Raúl Castro ha brillado por su ausencia, no ha aparecido en nada (…) en el noticiero cuando lo pusieron no hablaba. Eso ha sido muy curioso, la gente lo ha estado comentando tremendamente en la calle porque lo mínimo que pudiera ocurrir es que este individuo saliera y tuviera un mínimo de contacto con la gente para decir: aquí hay un liderazgo, un mando en este país», comentó Rodiles.
Se comentó de las tardías medidas de prevención, y de la falta de información necesaria que esta vez estuvo presente en la isla con respecto al tema del huracán, lo que ocasionó víctimas fatales y que las personas perdieran sus pertenencias.
«Parte de esto ocurre porque el régimen definitivamente desea que esas personas se tengan que ir para tomar todos esos cuadrantes para inmobiliarias», denunció Rodiles.
González señaló que eso lo ha venido haciendo el Gobierno sin tormentas.
«Ha dejado que esos edificios colapsen con la gente viviendo ahí para luego ofrecerles un lugar en casa de la Quimbanba, un lugar sin ningún valor, y esos edificios los ha ido convirtiendo en inmuebles para alquilarlos a empresas extranjeras», indicó González.
Álvarez, sacerdote reconoció que se ha complicado socorrer a los damnificados porque el régimen quiere que las ayudas se las entreguen al Gobierno para que las autoridades se las hagan llegar al pueblo.
«Las comunidades cristianas son personas que viven en ese pueblo, que conocen las necesidades y que a través de ellos llegan las cosas, a pesar de que a veces se nos ponga este aire en contra (Gobierno), pero hay que seguir haciendo la labor», comentó el sacerdote católico que reside en Camagüey.
Sin lugar a dudas una vía directa de entregarle las donaciones al pueblo sería lo mejor para los afectados, pero los obstáculos que ponen las autoridades impiden la llegada efectiva de los artículos necesarios para los damnificados.