Además de haber destruido al país, las secuelas que dejó el huracán María en Puerto Rico van directo a la sociedad y a su comportamiento. Según refleja El Nuevo Herald, se ha desatado una ola de incidentes violentos en los que los asaltos se repiten constantemente.
Por ejemplo, en el barrio de Río Piedra, en el Subway donde trabaja Jessica Rojas, recientemente dos sujetos vestidos negros entraron pidiendo dinero.
“¡Esto es un asalto!”, dijo uno de ellos.
Por su parte, Rojas llamó de inmediato a la policía y se tiró al suelo para protegerse. “La cosa está muy mala. No es fácil vivir sin agua y sin luz. Me parece que todo eso está dándole a la gente motivos para robar. Y se está poniendo cada día peor. Necesitamos más policías”, dijo Rojas, de 42 años.
Por su parte, el agente Heriberto Soto explicó que, tras los destrozos, la seguridad en las casas y negocios había disminuido considerablemente.
“Ahora es más fácil entrar en una casa o en un negocio. No hay alarmas, ni sistemas de teléfonos. Todo está oscuro. Los maleantes están aprovechando la tremenda crisis que vive Puerto Rico”, dijo.
“Estábamos mal antes de la tormenta. Pero, yo diría que ahora nos encontramos en una peor posición”, expresó otro residente en la isla.