El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, calificó este lunes como «un problema de salud mental», la masacre ocurrida ayer en una iglesia baptista en Texas, donde murieron al menos 26 personas.
«Es un poco pronto, pero está claro que nos encontramos ante un problema de salud mental de alto nivel. Tenemos muchos problemas de salud mental en nuestro país, pero no es una situación imputable a las armas. Es algo que hay abordar de manera seria», dijo Trump en una rueda de prensa en Tokio al ser preguntado por las medidas que deberían ser adoptadas para evitar este tipo de sucesos.
«Ha ido un ataque espeluznante en una iglesia de una zona preciosa; qué triste, quién podría pensar que algo así podría pasar», añadió el líder de la Casa Blanca, que se encuentra de gira en Japón.