“En medio de las ruinas abandonadas de La Habana, ella reinventa el glamour del viejo mundo de una ciudad olvidada que nunca duerme. Abraza una nueva ola de romance y el renacimiento de la elegancia sin esfuerzo. Farewell Fiancé viajó a Cuba para una inolvidable semana de búsqueda del alma”, escribe la editorial de un blog de bodas australiano llamado Farewell Fiancé, que se autoproclaman como una “valiente voz del panorama digital de la boda”, estilo de vida, viajes y moda.
A cargo del fotógrafo Sam Bisso, la campaña persigue extraer la imagen de La Habana como ciudad encantada, que es elegante a pesar de lo derruida y maltratada por el paso del tiempo, y encuentra arte cuando los muros de la ciudad de manera lánguida reflejan un tiempo que ya no es.
La modelo Kyla Shay, de origen filipino con su tez dorada, juega a la perfección con el entorno de la Isla abandonada en el Caribe.
Lo lastimoso de las fotos, para nosotros los cubanos es que nos hacen ver La Habana deshecha, que reclama a todas luces una restauración completa.
Nuestra ciudad que fue luz, y que en el Siglo XX brilló como la perla del Caribe, o como algunos la llamaron la Suiza de América, hoy acaece y parece el escenario de un bombardeo.
Y lo único que parece intacto, y resplandece de cualquier manera es el malecón habanero.
Donde a los lejos se distingue el Faro del Morro, y el mar se mezcla con el horizonte, es la imagen entonces que recupera la magia de una ciudad que aunque parece fantasma, aún guarda su espíritu.