El centro Harry Ransom de la Universidad de Texas ha digitalizado una serie de documentos del escritor colombiano, Gabriel García Márquez, en los que se evidencia que el Premio Nobel de Literatura ayudó a un “incalculable” número de prisioneros políticos a salir de prisión en la Isla, y a huir de Cuba.
García Márquez, escribió un texto en respuesta a la ensayista y novelista estadounidense, Susan Sontag, en el afirma que “no podría calcular la cantidad de presos, de disidentes y de conspiradores” que había ayudado “a salir de la cárcel o emigrar de Cuba en no menos de 20 años”.
“Muchos de ellos no lo saben, y con los que lo saben me basta para la tranquilidad de mi conciencia. En cuanto a la pena de muerte, no tengo nada que añadir a lo que he dicho en privado y en público desde que tengo memoria: estoy en contra de ella en cualquier lugar, motivo o circunstancia”, agregaba el autor de “Cien años de soledad”.
“Nada más, pues tengo por norma no contestar preguntas innecesarias o provocadoras, así provengan —como en este caso— de una persona tan meritoria y respetable”, dijo el escritor en una ocasión que le preguntaron sobre la pena de muerte, firmado por su puño y letra hizo esta declaración en un documento escrito a máquina.
En una misiva fechada el 29 de abril de 2013, García Márquez defiende su respaldo al Gobierno de Castro, la carta estaba dirigida a Carmen Lira, periodista.
“Algunos medios de comunicación —entre ellos la CNN— están manipulando y tergiversando mi respuesta a Susan Sontag, para que parezca contraria a la revolución cubana”, argumentó.
“Este es un indicio más de que las muchas declaraciones sobre la situación cubana —aun de buena fe— pueden estar aportando y aun magnificando los datos que los Estados Unidos necesitan para justificar una invasión a Cuba”, escribió el laureado novelista.
En abril de 2003 durante la XVI Feria Internacional del Libro de Bogotá, Sontag había retado a García Márquez en una conferencia.
“Apoyé a Cuba contra Estados Unidos, pero pronto me di cuenta de lo que suponía Castro. Ahora he visto que un hombre como José Saramago, que aún hoy se declara comunista, rechaza la monstruosidad que ha ocurrido en Cuba. Pero me pregunto: ¿qué va a decir Gabriel García Márquez? Temo que mi respuesta es: no va a decir nada. Creo que su obligación como gran escritor es salir a la palestra. No puedo excusarlo por no hablar. El valor de su voz pudo ayudar a muchos individuos que luchan”, reclamó la escritora neoyorquina.
Al menos 80 referencias al dictador Fidel Castro, aparecen en el archivo del escritor colombiano, con quien mantuvo una cercana relación. Gabo era un declarado admirador del difunto autócrata, y acompañó al tirano en actos políticos, eventos y fiestas.
“La nuestra es una amistad intelectual, cuando estamos juntos hablamos de literatura”, corroboró el autor de El amor en tiempos del cólera en 1981. Castro “es el hombre más tierno que he conocido. Y es también el crítico más duro de la revolución y un autocrítico implacable”, declaró en 1977.
Castro reveló que el escritor y periodista llevó un mensaje suyo en 1997, al entonces mandatario de Estados Unidos, Bill Clinton, en el que advertía sobre supuestos actos terroristas contra la Mayor de las Antillas.
La detención del poeta cubano Heberto Padilla, en los años 70 hizo que muchos intelectuales rompieran vínculos con La Habana, dándose cuenta de la represión del régimen; en aquel entonces el cubano fue acusado de “actividades subversivas”.
Escritores como Vargas Llosa se distanciaron del castrismo, e incluso comenzaron a criticar lo que estaba sucediendo en Cuba, pero el colombiano se mantuvo fiel a Castro.
(Con información de Diario de Cuba)