El proyecto ELAM, en Cuba ofrece becas completas para jóvenes que viven en áreas de bajos ingresos de África, Asia y las Américas, incluido Estados Unidos.
En la actualidad la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) tiene una matrícula de 4.690 estudiantes de 112 países en las 21 facultades de las universidades de Ciencias Médicas de toda la Isla. Allí estudian 83 estadounidenses, 25 se graduaron en el curso 2016-2017.
Jack Lubka, nació y creció en la tundra intermitentemente congelada de Fargo, Dakota del Norte, y se matriculó en 2010, en la ELAM, situada en la capital cubana. A través de su difunto padre, veterano de la Segunda Guerra Mundial, Lewis Lubka, el joven se enteró de la oportunidad de estudiar medicina en la Mayor de las Antillas.
Hace siete años Lubka decidió estudiar su carrera, en un país muy diferente al suyo, sobre todo si de sistema económico se habla, además de la idiosincrasia.
El joven estadounidense obtuvo su título de la Escuela Latinoamericana de Medicina en La Habana, y ahora de regreso a Estados Unidos, solicita acceder a la residencia médica, la última fase de preparación previa para ejercer como médico.
Según contó, su clase tenía 600 alumnos, incluía a africanos, asiáticos del sudeste e isleños del Pacifico. Sólo 30 del total eran estadounidenses.
En entrevista con The Dickinson Press, un medio de prensa de Dakota, Lubka relató, “fue un poco difícil no quedarme afuera”.
Según el norteamericano no tenía perspectivas de educación gratuita. “No quería tener que pedir prestado medio millón de dólares para ir a la escuela de medicina”, explicó.
A cambio de estudiar la carrera gratis, los egresados de la ELAM en Cuba, se comprometen a ejercer la medicina en comunidades pobres o marginadas, algo que el joven americano confiesa quiere hacer.
Según Lubka, aprender español y el acceso a cuatro años de rotaciones clínicas en lugar de los dos años establecidos en Estados Unidos, forman parte de las ventajas de estudiar medicina en la Isla comunista.
Según el médico recién graduado, recibió más orientaciones prácticas allí, que las pudo haber obtenido en su país, estudiando en una universidad estadounidense.
Es sabido que la tecnología en cuestiones médicas en el país caribeño es rezagada si se compara con la que poseen los estadounidenses, los cubanos han tenido que ingeniárselas, antes crisis económicas perennes, y los médicos poseen la habilidad aprendida de diagnosticar a los pacientes, porque muchas veces los recursos son escasos, o los aparatos para realizar investigaciones médicas más profundas están rotos, al menos en los policlínicos y hospitales a los que pueden acceder la mayoría de los cubanos.
No obstante, Lubka siente que recibió una gran educación, y sus resultados en el Examen de Licencia Médica de los Estados Unidos (USMLE) lo confirman.
El norteamericano dice que pasó todas sus tablas en el primer intento, y añadió que sus puntajes son equivalentes a los de cualquier estudiante de la Facultad de Medicina de la Universidad de Dakota del Norte en Grand Forks.
Aunque también tuvo que registrarse en una comisión de graduados médicos extranjeros, que verificó su diploma y transcripciones.
El norteamericano graduado en Cuba es elegible para el entrenamiento de residencia en Estados Unidos.
De 34 años, el estadounidense dijo que aunque ya poseía conocimientos del idioma español, no lo hablaba de manera fluida, y que en las clases tuvo que aprender a traducir al unísono, porque aunque los exámenes y las clases eran en español, él prefería estudiar en inglés.
Explicó que los alojamientos eran escasos, y estaban muy llenos, pero que no eran incómodos, para él.
Lubka detalla de Cuba que es “un lugar amigable. Un lugar divertido para visitar”.
(Con información de Diario La Américas)