El año 2023 el éxodo de cubanos se disparó de manera rápida por las facilidades del parole humanitario que se aprobó por Biden. De igual forma los cubanos que lograron entrar por la frontera fue significativa. Sin embargo, el envío de remesas a la isla cayó ese propio año, lo que evidencia pérdida de ingresos para los cubanos en la isla.
Las remesas al país cayeron un 3.31% con respecto al 2022 (2,040.25 millones), al solo totalizar 1,972.56 millones de dólares. La cifra en el 2023 representó una caída de 46.93% en comparación con el 2019, año previo a la pandemia y dos años antes de las manifestaciones del 11 de julio del 2021. Esto quiere decir que el país está perdiendo uno de sus ingresos. El régimen no se puede esquivar ni en la pandemia, que mantuvo la frontera cerrada por veinte meses. Tampoco por las medidas de EEUU que prohibían el tráfico de divisas mediante empresas norteamericanas.
Los cubanos del exterior apenas utilizan Western Union para ayudar a sus familiares en la isla. Es más fiable enviar el dinero mediante mulas o visitantes que van a Cuba de visita, de echo el 84% emplea esta vía. Esto evita además tener que realizar largas colas en los cajeros automáticos que en muchas ocasiones no tienen efectivo. Según el informe de Dossier Cuba de Emilio Morales el fenómeno tiene un doble componente. Primero, que el régimen persiste en su mentalidad retrógrada en negarse a emprender transformaciones políticas y económicas que salven al país de la crisis.
Por otro lado, la migración constituye una medida de salvamento la cual se financia por los propios familiares y amigos del exterior. Ahora las remesas no pasan por las manos de la dictadura, van directo a los familiares que saldrán del país. Según el informe posiblemente la emigración cubana desembolsó entre 1.800 y 2.200 millones de dólares para que los más de 200.000 cubanos abandonaran el territorio nacional. Esto sin contar los que ya están en camino hacia el norte en estos momentos.
Además, no se tiene en cuenta en estos costos la estancia en las casas de los familiares en EE.UU. de los recién llegados en espera de sus papeles legales y permisos de trabajo. Sin dudas un dinero que el exilio cubano destinó en la libertad de su familia, en vez de enviarlos para engordarle los bolsillos al gobierno mediante las MIPYMES. Estas cifras bajas de remesas cubanas se inversamente proporcional a las que reciben otros países del continente americano. La dictadura no solo destruye sus industrias por la mala gestión, sino que ahora suma a la lista de destrucción las remesas cubanas.
Los países latinoamericanos experimentaron un ingreso de las remesas de 155.000 millones de dólares mediante el Banco Interamericano de Desarrollo. Lo anterior corresponde a un incremento de 9.5% con respecto al 2022 y que se prevé aumente en los próximos años. El régimen empleó medidas para obtener algo jugoso de esta situación que involucra a los emigrantes. Junto con otros regímenes del área crearon mecanismos que permitieron beneficiarse juntos.
Junto a Nicaragua y Venezuela crearon un portal aéreo que permitía a los cubanos salir del país sin visa y con transporte semanales. El cobro abusivo de los pasajes a Nicaragua fue una de las escapatorias, con el empleo de los aviones venezolanos para que no hubiese preocupación al respecto. Así el gobierno cubano logró reembolsar grandes sumas de dinero devenido del tráfico de personas. No obstante, ese gran dineral no compensa la caída que significó el envío de remesas al país.
El gobierno también utiliza las MIPYMES, las tiendas online, así como negocios de importación para tratar de extraer los pocos dólares que entran al país. Este aparato liderado por el complejo militar GAESA permite captar divisas de los exiliados cubanos que necesitan que su familia en la isla al menos tenga que comer. Esa entrada de dinero no califica como remesa sino como comercio electrónico, pero de igual manera terminan en las racas de los Castro.
No obstante, no todas las MIPYMES tienen la posibilidad de importar productos al país. Solo los grandes magnates de GAESA son los privilegiados y de ellos se nutren las pequeñas empresas de los barrios. Esas MIPYMES grandes son las que el gobierno creó para controlar la entrada de productos y como consecuencia de la falta de préstamos y financiamientos de proveedores que abandonaron el mercado cubano.