Actor cubano Alejandro Socorro se vuelve camionero en los Estados Unidos

El actor cubano Alejandro Socorro, quien se destacó desde sus inicios por la interpretación del popular personaje de Víctor en la telenovela cubana «Doble Juego», arribó hace aproximadamente 10 años a los Estados Unidos. 

Recientemente, en una entrevista ofrecida al sitio de noticias Cubanet, el artista ha expuesto los difíciles cambios que ha tenido que afrontar desde su llegada a dicho país y la profunda tristeza que siente debido a la crítica situación que atraviesa su isla.


En cuanto a su llegada a la nación norteña explicó que antes de decidir emigrar con carácter permanente, estuvo de visita durante casi un mes en dicho territorio, pero que no se quedó por el temor que le inculcaron algunos en relación a su estatus legal, expresando: «Primero vine de visita con una visa, pero sabes que el cubano habla mucho. Entonces quería quedarme y me aconsejan que no, que iba a estar ilegal. En fin, después de 25 días volví a La Habana».

Sin embargo, transcurrido un tiempo y motivado por ciertas insatisfacciones, abandona Cuba y viaja a México, de donde era residente, cruzando la frontera terrestre e ingresando en territorio estadounidense. En tal sentido manifestó: «En ese entonces tenía residencia en México y decidí que me iría definitivo porque ya no me sentía cómodo en Cuba. Me despedí de mi familia y llegué a Estados Unidos, cruzando por la frontera. Te estoy hablando de 10 años atrás. Era mucho más fácil que hoy».

El actor se refirió a los retos de la emigración, comentando que inicialmente tuvo que realizar todo tipo de trabajos como limpiar piso en la Corte y conducir para Uber. No obstante, recalcó que estaba muy agradecido con la ayuda social recibida por el gobierno americano y que a pesar de su difícil comienzo nunca albergó sentimientos de frustración, pues sabía que una decisión tan trascendental como emigrar implicaría asumir determinadas consecuencias, entre las cuales se encuentran renunciar a la profesión que habías desempeñado y adaptarte e integrarte a una sociedad totalmente distinta a la tuya. En relación a este último aspecto señaló que el estilo de vida cambia y que muchas de las cosas que acostumbrabas a hacer en tu país ya no forman parte de tu cotidianidad. 

Al respecto comentó: «Es duro. La vida de un inmigrante es dura, pero agradezco el cambio y las ayudas sociales que tuve al llegar a este gran país, que ya es mío también. Lo otro para tener en cuenta es que son culturas totalmente diferentes. Tengo aquí amigos que en Cuba nos veíamos para tomarnos una botella o cervezas. En una nueva nación esas dinámicas cambian, y lo primero es renunciar a tu profesión, agregando: «Yo aquí he hecho de todo (…) pero sin frustración porque yo decidí emigrar, y estas son algunas de las consecuencias».

Asimismo, confesó que le hubiese encantado haber llegado a los Estados Unidos más joven para haber tenido mayores posibilidades de estudiar y superarse, manifestando: «Ojalá hubiese llegado con 23 para estudiar acá. Así hubiese tenido más oportunidades».


Igualmente, reveló que en dicho país había conocido a su esposa y madre de su hijo y que, precisamente, sus máximas aspiraciones eran ser un excelente padre y acompañante de vida, destacando: «Para mí lo más importante que hay en la vida es estar al tanto de mi hijo y de su mamá también, que se lo agradezco muchísimo. Lo segundo es ocuparme y ser un padre presente. El que no quiere a su hijo, no quiere a nadie. Tú puedes ser el mejor actor, pero de nada vale si eres mal padre o un mal amigo. La popularidad es algo muy efímero y prefiero que la gente me recuerde por cosas más importantes».

Actualmente, Alejandro conduce un camión, un empleo que, según él, además de ser bien remunerado, le ha permitido conocer distintos lugares de Estados Unidos, así como personas de las más diversas profesiones, agregando: «En los descansos entre una carga y la otra, estaciono el camión, tomo un Uber y me voy al centro a conocer la ciudad. Junto a mi trabajo hago turismo por cuenta propia».

Con respecto a su país declaró que desde su última visita pudo comprobar que existía una gran desmotivación, pero que indudablemente la situación actual supera con creces en sentido negativo lo vivido por él en la isla, apuntando: «Miro a Cuba y me provoca mucha tristeza la gente, mi familia, mis amigos. No quiero ser metratrancoso pero cuando fui la última vez miraba a las personas caminar sin rumbo, como zombis. No sé qué futuro pueden tener esas personas, qué planes. Cuba me produce mucha tristeza. Viajaré para decirles a todos y a mi Isla: «hasta luego». Ese país no es lo que yo dejé. Cuba ha tocado fondo».    


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