La actriz cubana Livia Brito se sinceró con el conductor mexicano Yordi Rosado, al respecto de su infancia y adolescencia en la Isla, y las vicisitudes que pasaban como familia, pese a que su padre Rolando Brito, era un popular actor de la televisión estatal, y recibió un auto como regalo del régimen.
«El almuerzo era arroz con frijoles y yo me quedaba con hambre, mi hermana tambiĂ©n», revelĂł Livia, intentando explicarle al mexicano que los productos normados que se venden a travĂ©s de la libreta de abastecimiento nunca han logrado satisfacer las necesidades de las personas en el paĂs comunista.
«Carne ni hablar de carne, eso no existĂa. Eran dĂas especiales cuando habĂa bistec de cerdo», confesĂł.
Brito contĂł que fue idea de su madre, al ver que no podĂan alimentarlas bien, que su padre usara como taxi para turistas el carro que el fallecido dictador Fidel Castro le regalĂł.
«VivĂamos las mismas dificultades que pasaban todos, no tenĂamos dinero, no tenĂamos que comer. Aunque Ă©l aparecĂa en la tele tenĂamos lo mismo, y era muy difĂcil ser taxista para su ego, porque la gente llegaba y le decĂa Âżpero tu eres taxista? De alguna forma denigrando el trabajo de taxista. O sea yo me estoy ganando el dinero para alimentar a mis hijas, tenga que hacer lo que tenga que hacer», detallĂł.
Sin embargo, Livia dijo que pese a las necesidades, viviĂł una infancia muy feliz en Cuba, que se la pasaba en la calle jugando, le encantaba correr y hacer educaciĂłn fĂsica.
ReconociĂł tambiĂ©n siempre prefiriĂł los juegos de niño, y no tanto jugar con muñecas, «era buenĂsima jugando bolas (canicas), me quedaba con todas las canicas de los chavos», indicĂł.
La también modelo reveló las dificultades que vivió con su hermana mayor por la bacteria cerebral que tuvo, mientras su padre estaba trabajando en México.
SegĂşn Livia al estar tan pequeña, ella no entendĂa por el proceso que estaba pasando su hermana que era tratada por terapeutas, psiquiatras, medicamentos…y estaba internada.
«Se ponĂa muy mal, agresiva, con delirios de persecuciĂłn. Afortunadamente ya pasĂł, está bien, fue por cosas mĂ©dicas, mucho estrĂ©s. En Cuba hace muchos años la educaciĂłn era muy buena, para que quede claro en esta entrevista ya no, no tiene una buena educaciĂłn Cuba, no tiene un buen sistema sanitario…», puntualizĂł.
«En ese tiempo la educaciĂłn era muy fuerte, entonces te exigĂan muchĂsimo, y yo por una parte le agradezco a la «revoluciĂłn» por la educaciĂłn que habĂa en mi Ă©poca, pero asĂ como leĂamos y aprendimos muchĂsimo nos estresábamos, porque no habĂa transporte…ella estudiaba en la ENA (Escuela Nacional de Arte), y para llegar a la ENA tenĂan que pasar horas agarrando camiĂłn, bajo el sol, esperando…y cuando llegaba hacĂa danza contemporánea que era totalmente fĂsico, y era agotador», insistiĂł.
Mientras, sus padres estaban en MĂ©xico tratando de salir adelante, Livia y su hermana mayor Yuli, quedaron al cuidado de sus tĂos.
Livia saliĂł de Cuba a los trece años, y su hermana a los 18. Sobre sus inicios en MĂ©xico, la actriz confesĂł fue difĂcil la escuela porque la discriminaban por su acento, y a ella le costaba socializar.
«A veces me dicen eres bien mamona y sangrona, y yo lo he intentado, pero prefiero estar en mi casa», admitió.
Al final de la entrevista Livia agradeció a México porque a su juicio «le ha dado vida, y una familia que se rompió en algún momento», dijo al referirse a la necesidad de emigrar que tuvo su familia.
«Me ha dado una carrera, me ha dado trabajo para yo sostener a mi familia», enfatizó.