Activistas cubanos alzan su voz para que las autoridades en la Isla investiguen las desapariciones de jóvenes, uno de ellos es el caso de Maydeleisis Rosales, quien lleva 600 días desaparecida, la última vez que la vieron fue el 30 de mayo de 2021, la adolescente tenía 16 años, y ese día estaba conversando con su exnovio en el parque de Campanario y Malecón, Centro Habana.
Según testigos, un hombre apareció en la escena, la agarró del brazo y se la llevó del lugar, nunca más se supo nada de Rosales, y su familia presentó la denuncia en la Unidad de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) de Zanja a las 24 horas de su desaparición.
«Maydeleisis Rosales sigue desaparecida (me lo recordó hoy Marcos Paz Sablon en un post) Pienso en ella en medio de mi intento de recuperación. La desesperación de Isis Ameneiro no la voy a olvidar nunca. No puedo. Yo no leí un par de artículos sobre ella. Yo visité su casa, le tomé de la mano, intenté consolarla. Me reuní con familiares y vi como su ropa aún permanecía en el mismo lugar conservada con la esperanza de que un día regresara», escribió en sus redes sociales la periodista y activista Maria Matienzo.
«Fue de lo único que me permití escribir en medio del tormento que viví el año pasado. Con la poca energía que tenía, no le solté la mano a Isis nunca. No fui la única, no sé si quiera si fui la más constante, pero estaba allí cuando me lo pedía. Ojalá un día aparezca como dice la SE que está: viva y sin querer regresar a su casa porque no soporta la pobreza en que vive su familia», añadió.
«Yo no quiero que ninguna niña desaparezca nunca más; no quiero que vivamos con el miedo de que nuestras niñas puedan desaparecer», lamentó.
En uno de los comentarios al pie de la publicación, Matienzo dio a conocer que la familia fue amenazada si intenta proseguir con la denuncia, aunque no reveló quién los amenazó, se puede deducir que son las autoridades las que ejercen presión para silenciar a los familiares de Maydeleisis.
Publicaciones como estas exponen el gran problema de invisibilización de los feminicidios y desapariciones en Cuba, en donde la prensa estatal no se hace eco de estos hechos, y las autoridades no solo no llevan las estadísticas crecientes de este fenómeno en los últimos años, sino que a menudo obstaculizan los procesos de investigación, con tal de mantener las apariencias de que en la Isla no suceden eventos de este tipo.
Fue hace tan solo unos días que la familia de Yeniset Rojas Pérez, otra cubana desaparecida en marzo de 2022, confirmó su asesinato.
«Ya puedes volar alto, Yeny querida. Muchacha hermosa llena de girasoles. De que al monstruo le den pena de muerte nos ocupamos nosotros. Te queremos con todo el corazón», expresó su cuñada en redes sociales la semana pasada.
En cuanto a Madeleysis Rosales, su madre ya ha perdido la esperanza de encontrarla, el verano pasado la mujer confesó que los agentes de la PNR, le dijeron que la adolescente debe estar bien, que seguro se enamoró y no quiere virar para su hogar.
La madre también reveló que llegaron a insinuar que Rosales no quería regresar «porque la maltrataban en su casa y porque eran muy pobres», recogió un artículo de CubaNet.
Las denuncias de activistas y familiares de las víctimas ponen al descubierto el mal trabajo de la policía en la Mayor de las Antillas, quienes en vez de investigar y buscar evidencias, se dedican a suponer y a intimidar a las familias.
Hasta el momento, solo organizaciones independientes en Cuba, se dedican a contabilizar los casos de feminicidios o desapariciones, y pese a que las activistas llevan años abogando por leyes que amparen a las mujeres de la violencia de género, el Estado muestra su nula preocupación por temas como estos.