Albaisa recorre La Habana en su Infiniti rojo, hace dos años pensó en llevar el Infiniti Q60 a Cuba , pero los trámites entre Cuba y EE.UU fueron tremendos.
Una interrogante que se hacían las dos partes era la razón para que este automóvil fuera a la nación comunista. “Fue requetedifícil”, afirma, teniendo ya el vehículo en la aduana cubana, se presentaron distintos problemas de última hora, afirma el director ejecutivo.
“Con la compañía hasta hoy estoy sorprendido, porque políticamente es peligroso,… pero más que todo era una celebración de libertad para ellos. Ellos saben que yo soy cubanoamericano, pero yo digo que yo soy cubano”, señala.
“Había muchos problemas, muchas cosas que no sabíamos”, asegura, “A alguna gente no les gustaban esas cosas, porque grabamos esas cosas en casa de mi abuelo. No podíamos tener un plan fijo. Todo era al momento”.
“Sentarme en la yerba adonde mi mamá corría cuando tenía 12 años fue un evento de una vez en la vida. Y me senté allí, calladito, no dije nada, hasta hoy seis meses después”, aseguró visiblemente emocionado, “Fue la primera vez que vi en verdad lo que nada más he visto en fotos. Fue muy profundo”.
“Quiero llevar a mis hijas, quiero ir con mi hermana, porque me ayudó mucho el viaje personalmente a entender que en un sentido no soy cubano”, pero “cuando llegué sí sentí por qué siempre he insistido en que soy cubano. Yo soy miembro de los cubanos y no quiero separarme de eso”, asevera.
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