Con la propuesta de Donald Trump para aumentar el presupuesto militar a 52 millones de dólares se destapó una polémica que el Washington Post había desvelado tiempo atrás y que estaba relacionada con los gastos del Departamento de Estado y con unos 10 billones de dólares que desde 1996 habían desaparecido, según reporta The Guardian.
«Durante los últimos 20 años, el Pentágono rompió todas las promesas hechas al Congreso sobre cuándo se completaría una auditoría», dijo el director de la coalición de Auditoría del Pentágono, Rafael DeGennaro. «Mientras tanto, el Congreso ha más que duplicado el presupuesto del Pentágono».
La legislación a principios de los años noventa exigía que todas las agencias gubernamentales tuvieran auditorías anuales, pero el Pentágono se ha eximido sin consecuencias desde hace 20 años, diciendo a la Oficina de Responsabilidad del Gobierno (GAO) que recoger y organizar la información requerida para una auditoría completa es demasiado costosa y es una pérdida de tiempo.
Mientras tanto, la GAO y la Oficina del Inspector General (IG) han publicado una cantidad interminable de informes que documentan la mala gestión financiera: 500 millones de dólares perdidos en ayuda a Yemen; otros 5,800 millones de dólares en suministros y 8.000 dólares en artes de helicópteros que realmente cuestan 500.
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