Las relaciones entre Cuba y EEUU han vuelto al congelador, la administración Trump parece tener poco interés de meterse en el asunto del embargo u otros temas importantes relacionados con la Isla; por otra parte el nuevo gobernante cubano, Miguel Díaz-Canel ha dicho que “Cuba no hará concesiones, no negociará ni aceptará condiciones, no cambiará sus principios. La política exterior en Cuba se mantiene”, fueron las palabras que pronunció cuando fue designado presidente el pasado 19 de abril.
El Nuevo Herald recogió algunos datos estadísticos, que revelan que desde que Donald Trump llegó a la presidencia “la cantidad de detenciones a corto plazo y de personas detenidas por motivos políticos ha disminuido”.
Se han documentado 5.155 de esos casos el año pasado, en comparación con los 8.616 y 9.940 durante los últimos dos años de la administración de Barack Obama, aseguró la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, con sede en La Habana.
De acuerdo a datos de la organización, “el número de detenciones aumentó en los meses previos a la visita de Obama a la isla en marzo del 2016, ya que las autoridades intentaron controlar la disidencia, pero luego el número de casos documentados comenzó a reducirse gradualmente”.
El pasado año en Miami, el presidente Trump anunció que revertiría la política que había inaugurado su predecesor hacia el régimen de La Habana, con el fin de marginar “a los militares y al gobierno y ayudar al pueblo cubano a formar empresas y buscar vidas mucho mejores”.
Trump cumplió su promesa y en noviembre de 2017, publicó la lista de 180 compañías, hoteles y tiendas controladas por la cúpula militar castrista.
“Ningún ciudadano estadounidense, empresa, persona con residencia de EEUU o que de otro modo se encuentre bajo la jurisdicción estadounidense puede realizar transacciones financieras directas con ninguna entidad en la lista”, cita El Nuevo Herald.
Otro dato importante es que bajo la nueva política, las visitas de norteamericanos a Cuba se han reducido, asimismo el interés comercial de Estados Unidos en la Isla.
Por otra parte, se ha vuelto más engorroso para los cubanos visitar y emigrar a EEUU porque deben tramitar sus visas en terceros países, con la embajada de Washington en La Habana, con un personal reducido, por los incidentes en la capital cubana con los diplomáticos estadounidenses.
No obstante los turoperadores dicen que el rubro de los viajes ha sido el más afectado, ya que existe una gran confusión acerca de si los viajes están permitidos bajo las regulaciones de Trump, de acuerdo al diario de Miami lo están, pero las advertencias del gobierno americano es que los visitantes a la Mayor de las Antillas están en riesgo de sufrir los mismos síntomas de salud que afectaron a los funcionarios en la embajada de EEUU en Cuba.
El Departamento de Estado emitió posteriormente otro aviso de viaje donde recomendaba a los estadounidenses “reconsiderar” visitar la Isla.
Sin contar las visitas de los cubano-estadounidenses, la cifra de viajeros ha caído un 56.6% durante el primer trimestre del año, en comparación con el año pasado.
En 2017 aproximadamente 620.000 estadounidenses visitaron Cuba.
John McAuliff, director ejecutivo del Fondo para la Reconciliación y el Desarrollo, que promueve el compromiso entre Cuba y Estados Unidos dijo que “la gente todavía puede ir a Cuba de forma independiente, pero prácticamente nadie lo sabe. Los alojamientos privados que ofrecen cama y desayuno se están afectando, las aerolíneas y los restaurantes privados se están afectando. La advertencia de viaje y el cambio de las categorías de viaje ha cobrado un precio”.
Los negocios privados en Cuba verdaderamente no se están beneficiando porque los turistas no puedan hospedarse en hoteles gestionados por militares.
Los cuentapropistas dicen que sus negocios han caído entre el 30 y el 40% porque en general el arribo de estadounidenses a la Isla está en picada.
Según McAuliff “hay una forma de viajar a Cuba que está en auge y son los cruceros, y la mayor parte de los ingresos de la industria de cruceros se destinan al Estado [cubano]. Con tarifas de terminales de cruceros, autobuses, tours y pasajeros de cruceros comiendo en la mayoría de los restaurantes estatales, está llegando más dinero a los círculos oficiales”.
(Con información de El Nuevo Herald)