En el Ariake Arena de Tokio, el boxeador cubano Robeisy Ramírez defendió con éxito su título como campeón mundial de peso pluma de la Organización Mundial de Boxeo (OMB). Logró esta hazaña el martes, asegurando una victoria en el quinto asalto por nocaut técnico contra su oponente, Satoshi Shimizu de Japón.
Inmediatamente después de su victoria, el boxeador cubano lanzó un grito de: ¡Por Cuba! Una frase que se magnifica cada vez más debido a la censura que enfrentó el luchador solo unas horas antes de subir al ring.
Según informes de medios deportivos, Ramírez ingresó al comienzo del partido con una actitud serena y serena.
En el cuarto asalto, el boxeador cubano respondió con dureza al oponente japonés, pero fue en el asalto posterior que Ramírez logró derribar al boxeador asiático.
Satoshi Shimizu se levantó del suelo, pero el implacable cubano en su ataque hizo que el árbitro terminara abruptamente el procedimiento.
En un giro de ironía, el significado del triunfo del boxeador de Cienfuegos adquiere un nivel inesperado cuando, pocas horas después de su victoria, se entera de que tiene prohibido tocar el himno nacional cubano o exhibir la bandera en su atuendo como parte de las presiones del régimen de Cuba.