Cafetería estatal en Cuba no te vende el refresco si no compras perro caliente, denuncia una periodista

Perro Caliente y refresco. Foto: Pixabay

Digno de una comedia del absurdo, sin embargo, una cruda realidad, una periodista cubana denunció en las redes fue a comprar una Coca Cola en un establecimiento de Palmares en el municipio Plaza, de La Habana, y se encontró con que no le querían vender el refresco, porque obligatoriamente tenía que comprar un perro caliente, y no había para vendérselo.

“Será un problema de «ordenamiento » de la firma estatal Palmares. Regreso de hacer la cola del pan (dos horas). La sed y el cansancio dejan su huella. Paso por el kiosco cercano de esta cadena de tiendas y veo Coca Cola en lata. Muy fría. Y me sentí alentada para continuar hacia la casa. Pero tenía que comerme obligatoriamente un pan con perro.  Pero se acabó el pan y el perro. Y no me vendía el dependiente el dichoso refresco”, contó Sonia Sánchez con fotos del quiosco.


Según le explicó el dependiente, la orden “viene de arriba”, y aparece como un requisito en la ficha técnica.

Sánchez quiso cuestionar al jefe de piso o al administrador, pero ninguno de los dos estaba en ese momento.

Finalmente, el dependiente aseguró no era su problema, y le dijo que ella no era la primera persona que se topaba con el incidente.

La periodista tuvo que irse a su casa con el deseo de tomarse un refresco, que aunque estaba en sus narices, y ella teniendo el dinero en mano no lo pudo comprar.

“Así mismo es en varios lugares no te venden el líquido sin comida y muchas veces no hay comida por tanto no se vende el líquido, qué cosa esa ¿será de la tarea ordenamiento o mejor DESORDENAMIENTO?”, comentó el usuario Michel Rodríguez.


“En la pizzería del Mónaco si querías comprar un pomo de refresco debías llevar pizza obligatoriamente”, reveló Araisis Castellano en otro comentario.

“Son las estupideces provocadas por el bloqueo imperialista en ese pobre administrativo. Y en otro, y en otro, y en otro… Es la ausencia total de sentido común. Es la exaltación de la imbecilidad…”, opinó Luis Luque con cierta ironía al referirse al embargo.


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