La corrupción en Cuba es algo que viene desde arriba pero solo se castiga a los que no están con el gobierno o los que ya molestan. Todos tienen que ver con corrupción en Cuba porque si no «no se vive». Y de ahí el dicho «tanta culpa tiene el mata la vaca como el que le aguanta la pata».
El periodista de Cubanet, Paulino Alfonso, trae una reflexión muy buena a cerca de uno de los casos más polémicos sobre la corrupción en Cuba, «Caso Coppelia» y como el mismo dice como pasó hace 22 años puede hablar del tema, además que conoce del asunto pues trabajo en ello, como reafirma su frase en el artículo tomado de CubaNET «12 años de mi vida laboral fui auditor de gastronomía». A continuación los detalles de Alfonso a cerca del caso antes mencionado tomado del portal de noticias CubaNET.
Para ilustrar esto, traigo un ejemplo que conozco por haber trabajado directamente en ese caso como auditor. Como han transcurrido 22 años ya lo puedo relatar, aunque con algunas reservas que aconseja la prudencia.
Fue el conocido como el “Caso Coppelia”, del que se ocupó en septiembre de 1992 el Departamento Técnico de Investigaciones (DTI) con el apoyo de la Unidad de Enfrentamiento que estaba ubicada en L y Malecón, Vedado.
El principal y único acusado fue Pedro Delgado, administrador general de la heladería Coppelia, quien en pleno proceso investigativo huyó hacia los Estados Unidos por vía marítima, en una lancha de su propiedad que salió del río Almendares, en unión de varios familiares y allegados, no sin antes obsequiar una caja de hamburguesas de carne de res y varias botellas de ron a los guardias del puesto de guardafronteras.
Supe esta historia por uno de los fiscales que atendía el caso. Como hoy se encuentra exiliado en España, puedo decir su nombre: Carlos Vega Matamoros.
El resultado de la auditoría realizada en la heladería Coppelia –en la cual participé– arrojó un desfalco de 3 986 700 pesos.
¿Por qué a Pedro Delgado no se le aplicó una medida de prisión preventiva y se le permitió tener una lancha bien equipada? ¿Por qué solo se acusó al administrador, mientas que a decenas de implicados solo se le aplicaron “medidas administrativas”?
La respuesta: porque fueron sobornados no menos de cinco fiscales, diez oficiales del DTI y varios auditores.
Además, hay que recordar que Pedro Delgado era militante del Partido Comunista. Y a un dirigente comunista, de acuerdo a la política de cuadros, mientras no se demuestre que es “un traidor” no se le puede privar de libertad.
Como en aquel viejo filme japonés, los malos duermen bien…
La actual Constitución cubana establece que el Partido Comunista es “la fuerza rectora de la sociedad, encargada de dirigir y orientar los esfuerzos comunes hacia los altos fines de la construcción del socialismo”. Mientras eso esté vigente, el régimen castrista será casi tan teocrático como el de los ayatolás iraníes, con una forma de gobierno bien alejada de cualquier atisbo de transparencia y democracia. Mientras persista esto, es inútil hablar de luchar contra la corrupción.
Los robos y la corrupción solo serán los instrumentos necesarios para alimentar un sistema paralelo de compra y venta, cuyo beneficiario final es el régimen, en cuyas arcas terminará siempre todo el dinero que se mueva. El aparato represivo, también corrupto, se hará cómplice de los delincuentes, y todo se perderá en “leguleyismos”. El mercado negro, inexorablemente, seguirá siendo el medio paralelo donde el pueblo adquiere lo que el gobierno le niega por su desidia e ineficiencia.
Así, cualquier disquisición respecto a la corrupción, por redundante e inútil, sobra.
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