Mientras locales de Macy’s, JCPenney, Sears y otros grandes almacenes cierran sus puertas, los centros comerciales que las albergaban enfrentan grandes grandes crisis.
Esto se debe a que cuando los llamados inquilinos ancla dejan las instalaciones, abren la puerta a que otras tiendas rompan sus contratos de arrendamiento o negocien un alquiler mucho más barato.
Cuando una gran tienda cierra, puede llevarse a varias pequeñas tiendas con ella y todo puede ir como un castillo de naipes. Los expertos predicen que un cuarto de centros comerciales cerrarán sus puertas en cinco años: cerca de los 300 de los 1.300 que existen actualmente.
“Cuando las tiendas ancla cierran, causan grandes problemas para los propietarios de los centros comerciales y otros minoristas que están allí”, dice Howard Davidowitz, jefe de la firma de inversión y consultoría minorista con sede en Nueva York, Davidowitz & Associates.
Los minoristas usualmente firman contratos de coarrendamiento con los centros comerciales, permitiéndoles reducir su renta o salir del arriendo si una tienda grande cierra.
Esto, pues los minoristas más pequeños que están ubicados cerca de grandes tiendas no se benefician más de la gran cantidad de personas que las tiendas mayoristas reciben, según Garrick Brown, vicepresidente de investigación minorista en Cushman & Wakefield.
Brown dice que espera que los centros comerciales más débiles entren a una “espiral de la muerte”.
Muchos exarrendatarios están cerrando cientos de tiendas mientras Amazon les quita el mercado.
Sears, que operaba cerca de 3.800 tiendas hace casi una década ahora tiene abiertas solo 1.104 tiendas. Macy’s cerró 68 tiendas este año y JCPenney estaba lista para cerrar 128.
Pero no solamente son los grandes almacenes los que tienen preocupados a los dueños de los centros comerciales.
Cuando Starbucks anunció que iba a cerrar su línea de té Teavena y que quería cerrar todas sus tiendas, el operador del centro comercial Simon Property Group contraatacó con una demanda. Simon citó el efecto que el cierre de las tiendas iba a tener sobre otros arrendatarios.
A principios de este mes, un juez confirmó la demanda de Simons, y ordenó a Teavena mantener 77 de sus tiendas abiertas.
Algunos centros comerciales exitosos pueden ser capaces de sobrevivir si pueden convertir los espacios de las tiendas por departamentos en mejores atracciones para los clientes.
Según Brown y Davidowitz, muchos grandes arrendatarios obtuvieron descuentos en sus contratos de arrendamiento, y los centros comerciales pueden ser capaces de cobrar arriendos más altos a los nuevos inquilinos.
“Habrá un nuevo empuje para conseguir locales de comida y entretenimiento en centros comerciales, y hacer que sean una experiencia que atraiga gente”, dice Brown.
Sin embargo, incluso si nuevos arrendatarios pueden pagar más por el espacio, las tiendas de “especialidades” más pequeñas aún pueden romper sus contratos de arrendamiento si una tienda ancla se va.
También es poco probable que los centros comerciales de más bajo rendimiento puedan atraer multitudes.
Los expertos clasifican a los centros comerciales en categorías A, B, C y D, en parte por sus ventas por metro cuadrado. Los de categoría B, C y D tendrán una racha particularmente difícil con la cambiante carga financiera del paisaje de los centros comerciales, según Brown.
La tasa de incumplimiento del préstamo minorista actualmente ronda el 5%, pero Brown espera que esa cifra se triplique. Y con los incumplimientos llegan las bancarrotas: más de 300 minoristas ya se han declarado en bancarrota este año.
“Si eso no es un apocalipsis, entonces no sé qué es”, dice Davidowitz.
Con información de CNN Money.