Comité contra la discriminación racial debate la situación existente en Cuba

El independiente Comité Ciudadanos por la Integración Racial (CIR) presentó este martes —Día Internacional de la Lucha contra el Racismo y la Xenofobia—, un reporte sobre la situación de las personas afrodescendientes en Cuba, ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).


El informe, resultado de una investigación del CIR, recoge 187 casos de violaciones de derechos humanos a personas afrocubanas, indicó a los relatores de la CIDH Juan Antonio Madrazo Luna, coordinador nacional de la organización de la sociedad civil cubana.

«Todo lo que hacemos lo realizamos de forma pacífica y dentro del esquema de valores y principios consagrados en la Declaración Universal de Derechos Humanos», explicó Madrazo sobre los peticionarios, ciudadanos afrocubanos «interesados en contribuir a la eliminación del racismo» en la Isla.

Marthadela Tamayo, quien durante dos años ha investigado e impartido talleres sobre violencia de género y maternidad precoz en el asentamiento El Tropical, de San Miguel del Padrón, La Habana, ofreció información que indica que en Cuba la pobreza y la marginalidad tienen rostro afrocubano, y que las mujeres son las más afectadas.

En ese asentamiento, donde las personas viven hacinadas en viviendas en mal estado constructivo, el 95% de la población es negra y mestiza. Más de la mitad son mujeres, la mayoría jefas de familia que llevan el peso de la economía doméstica, empleándose como vendedoras ambulantes. Muchas son madres solteras.

Otro aspecto significativo en el informe es la creciente disparidad entre población blanca y la afrocubana en el mercado laboral estatal y privado. Al respecto, la periodista e investigadora Maricel Nápoles ofreció datos que muestran la ventaja de tener la piel más clara para obtener empleos que impliquen contacto directo con el público en el sector turístico y, por tanto, mejor remuneración.


En un estudio, de 12 propietarios de negocios privados ninguno era negro. Sin embargo, de 31 mujeres empleadas en Santiago de Cuba como auxiliares de limpieza, solo una era blanca.

Los testimonios recogidos entre sindicalistas afrocubanos en todos los territorios del país reflejan que a la represión física y psicológica sufrida durante las detenciones o encarcelamientos, se suma el linchamiento moral.

Las violaciones al derecho a la libertad de expresión y opinión, y al derecho a la libre asociación, también fueron incluidas en el reporte.

Fernando Palacio Mogar informó a los relatores sobre la negativa de reconocimiento legal del Estado cubano a organizaciones comprometidas con la lucha contra el racismo, como el CIR, CUBALEX y la Cofradía de la Negritud.

Los peticionarios presentaron varias solicitudes a la CIDH; entre ellas instar al Estado cubano a permitir visitas de la Comisión; a revisar sus marcos jurídicos y conciliarlos con las normas internacionales relativas a los derechos mencionados, y a actuar enérgicamente para erradicar la discriminación racial en la Isla.

Esmeralda Arosemena de Troitiño, relatora para Cuba, mostró interés por la situación de niños y adolescentes en las comunidades mencionadas por los autores del informe.

El relator especial sobre Libertad de Expresión, Edison Lanza, expresó la solidaridad de la relatoría con los periodistas independientes y los defensores de derechos humanos en Cuba, y su preocupación por leyes que limitan la libertad de expresión y la defensa de los derechos humanos. También preguntó por el acceso a la información y a internet de los afrocubanos.

Margarette May Macaulay, relatora sobre Personas Afrodescendientes y Discriminación Racial, afirmó conocer de primera mano, por sus visitas en Cuba, la discriminación de afrocubanos en el sector turístico, donde quienes ocupan altos puestos o realizan trabajos que dan acceso a propinas son mayoritariamente blancos.

Madrazo Luna señaló que aunque el Gobierno en los últimos años ha admitido la existencia de racismo y discriminación racial en Cuba, debido a la presión de la sociedad civil, insiste en el argumento de que hablar de ese flagelo contribuiría a la desunión nacional, y afirma que el tema forma parte de una agenda subversiva.

Nápoles cerró esta segunda intervención de los peticionarios con una frase contundente, que pone en evidencia la situación del racismo en Cuba: «Los afrocubanos son minorías en las universidades y mayoría en las cárceles», dijo.

(Con información de Diario de Cuba)


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