El Grupo de Administración Empresarial S.A (GAESA), gestor de los principales hoteles con los que cuenta el complejo militar del régimen en Cuba anunció la entrega del emblemático hotel Torre K que se encuentra en la calle 23 del Vedado capitalino, a la compañía española Iberostar, una de las más conocidas dentro de Europa y el mundo.
Este rascacielos será el cuarto que administrará la compañía española que se ha posicionado dentro de la isla y que suma una decena de otros lujosos hoteles dentro de sus principales polos turísticos. Su construcción comenzó en el año 2018 y debe inaugurarse en el 2024.
En medio de la crisis económica que vive el país y a pesar de las duras críticas emitidas por expertos y por la población en general, la construcción de este inmueble no ha cesado. La instalación posee una altura de 154 metros, superando al emblemático Habana Libre Tryp, que se ubica al frente, y cuenta con 42 pisos y 565 habitaciones las cuales tendrán categoría 5 estrellas.
Muchos transeúntes y choferes han expresado sus inconformidades con la también llamada «Torre López Callejas», en honor al fallecido ex yerno de Raúl Castro y expresidente de GAESA, primeramente, por el gasto de dinero y materiales que supone una construcción de tal magnitud, máxime cuando muchas viviendas y edificios de la capital se encuentran en pésimo estado constructivo, poniendo en peligro vidas humanas, y se recortan cada vez más los presupuestos destinados a sectores de tanta relevancia como la salud, la educación y la agricultura, y en segundo lugar por las molestias que ocasionan sus cristales que proyectan un brillo cegador a los que transitan por la avenida y que bien pudiesen propiciar accidentes. Al respecto el meteorólogo Elier Pila afirmó años atrás: «No sé si habrán pensado esto cuando diseñaron el edificio, pero le falta la mitad de los cristales y ya encandila el reflejo del sol hacia 23».
La obra también fue criticada en el año 2022 por el arquitecto Rafael Muñoz quien señaló: «Ha empezado mal y no parece ir bien», refiriéndose a los puntos oscuros, también conocidos en el gremio de los arquitectos como cucarachas, a consecuencias de la falta de vibración que no permite que el hormigón llegue a todos los puntos requeridos de las paredes. Según cálculos de este señor radicado en Berlín, Alemania, esta obra sobrepasará sin mucho esfuerzo los 55 o 60 millones de dólares. En su publicación también afirmó: «No voy a hablar ahora de todo lo que sabemos, del irrespeto a las leyes urbanísticas, del uso de materiales equivocados, de la contratación de proyectos extranjeros en detrimento de profesionales locales, del disparate económico que representa, sino literalmente de «el parto» pues he visto esta foto hoy y, como arquitecto, no me queda más remedio que señalar los puntos oscuros de esta construcción».
Otro arquitecto, radicado en la isla y que tuvo la oportunidad de fotografiar la urbe habanera desde las alturas posteó en su cuenta de Facebook que «como arquitectos tenemos nuestras críticas, pero están centradas en el proceso inversionista, las decisiones iniciales, la falta de concurso público y el poco respeto a las Comisiones de expertos que son las encargadas de velar por el cumplimiento de las regulaciones urbanas y los valores patrimoniales y ambientales de la ciudad».
A pesar de las diferentes inquitudes de expertos y de la población habanera el régimen cubano continuó con el proyecto, apostando una vez más por la recuperación del turismo, que se conoce, como la locomotora de la economía cubana seguida por la biotecnología. Según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) a la isla caribeña, al cierre de agosto, habían arribado un total de 1 666 592 turistas internacionales, cifra que apunta a que no se cumplirá con el plan de turistas previsto para este año que asciende a los 3, 5 millones de visitantes.