La pesca ilegal, que incluye la actividad sin autorización, la captura de especies protegidas o la violación de los límites de las cuotas, representa hasta unos 26 millones de toneladas al año, o más del 15% de la producción total de la industria pesquera en todo el mundo.
Cuba se sumó a un pacto internacional de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, para combatir la pesca ilegal y no declarada. El acuerdo entrará en vigor cuando 25 países o bloques económicos regionales depositen su instrumento de adhesión. Con Cuba sólo faltaría uno, pues ya son 24 los que se han sumado.
Las tropas guardafronteras serán los encargados y multarán a los pescadores que no tienen licencias de pesca, confiscarán sus avíos, chinchorros, nasas, patas de rana, snorkels, caretas y escopetas de pesca; también las capturas y las balsas y otros «medios navales rústicos sin motor».
«El depósito de este instrumento de adhesión por Cuba es una muestra más del apoyo que Cuba ofrece a todo el trabajo que desarrolla la FAO. Particularmente Cuba desea mostrar y ratificar su apego a las medidas que apoyan la biodiversidad y la pesca sostenible», dijo Alba Soto Pimentel, embajadora de Cuba ante la FAO.
Se estima que la pesca ilegal tiene un coste de entre $10000 y $23000 millones para la industria de los alimentos del mar e impacta de manera negativa en las comunidades pobres de pescadores. Estas prácticas son una amenaza para la biodiversidad y la seguridad alimentaria en muchos países.
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