La Convención básicamente prohíbe las Bombas de Racimo, y requiere la destrucción de las mismas, así como la limpieza de los restos de municiones en racimo y la asistencia a las víctimas de estas armas.
Cuba se unió este miércoles a la Convención sobre Bombas de Racimo, a través de un compromiso que adquirió en septiembre de 2015, señaló en un comunicado Human Rights Watch.
Steve Goose, uno de los directores de Human Rights Watch y presidente de la coalición contra las bombas de racimo, dijo: «Cuba está mostrando que es un error aferrarse a las Bombas de Racimo, porque las armas inevitablemente causan daño a los civiles».
El embajador Rodolfo Benítez Verson, representante de Cuba en la conferencia, anunció que «Cuba está llevando a cabo los procedimientos constitucionales requeridos para la adhesión. Cuba apoya firmemente la prohibición y la eliminación completa de las municiones de racimo y condena su uso».
En 2013, Cuba no negó ni confirmó el almacenamiento de bombas de racimo. Pero se sabe que posee bombas de fragmentación de la época de la Unión Soviética, según el Grupo de Información Jane.