Recientemente, trascendieron algunos detalles de la experiencia laboral en Estados Unidos de una cubana nombrada Laura Amores, quien ha logrado cosechar numerosos triunfos en este ámbito en gran medida por su gran esfuerzo, disciplina, constancia, optimismo y superación.
Abandonó la isla cuando tenía 28 años y al arribar a la nación norteña en el 2014 jamás supuso que lograría emprender no uno, sino cuatro negocios que la convertirían en una empresaria sumamente exitosa. En una entrevista ofrecida para el programa «Destino Tolk», la antillana expuso los elementos que le permitieron lograr semejante proeza.
En su país natal obtuvo conocimientos de contabilidad y finanzas, relaciones públicas, marketing, auditoría y administración, incluso asistió a un curso de dirección. Llegó al gigante del norte acompañada por su hija de cuatro años y su esposo, como resultado de un trámite de reclamación promovido por su padre, y antes de emigrar trabajaba en un hotel de la nación caribeña en el área contable.
Durante su permanencia en el mentado espacio, Laura contó que trabajó en una pizzería en Hialeah tras ingresar a Estados Unidos, agregando: «Llegamos con las manos vacías». Posteriormente, se desempeñó como vendedora de una compañía que se dedicaba a la venta de piezas de camiones y de fragmentos de los mismos.
La empresaria confesó que en el transcurso de los primeros años tuvo que enfrentar múltiples desafíos. Los horarios de trabajo de ella y su esposo impedían que se vieran con frecuencia. Su padre tuvo que apoyarla con el cuidado de la niña para que pudiera estudiar luego de culminar su jornada laboral.
Laura y su pareja determinaron crear un negocio de contabilidad y taxes basándose en la preparación de la antillana y con el objetivo de prosperar económicamente. En el primer año de funcionamiento únicamente realizó sus taxes, los de su esposo y los de su papá, pero al siguiente varios familiares y amigos acudieron a ella para que les prestara sus servicios y paulatinamente el negocio empezó a generar ganancias. Incluso, en el período de auge de la pandemia ya contaban con una cifra significativa de clientes que ameritaba la apertura de una oficina.
Al respecto destacó: «Ningún negocio sale desde las alturas, todo tiene que empezar desde cero».
Igualmente, agregó: «Me siento orgullosa de mí misma», y lo cierto es que sobran motivos, pues en el contexto actual la incansable emprendedora ha ampliado sus horizontes y ya no solo posee su negocio de taxes, sino que a este se suman una empresa de tratamientos de belleza, otra de servicios médicos a domicilio, enfocada en las personas de la tercera edad, y un laboratorio clínico.
A pesar de estos extraordinarios resultados, Laura pretende continuar desarrollándose y estimulando a las personas a insertarse en el vasto mundo del emprendimiento bajo la premisa de que nada es imposible si convergen el sacrificio y la perseverancia.