Un cubano vivió uno de los días más angustiantes de su vida en Estados Unidos este 23 de julio cuando tuvo que presentarse por orden del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) a una cita sin motivos específicos en sus oficinas en Miramar, condado de Broward.
El periodista cubano residente en Miami, Javier Díaz acompañó a este compatriota desde temprano para conocer de cerca cómo funciona este procedimiento. Sobre las 6:00 am Javier estaba junto a este cubano identificado como Roilan Corrales que revisaba su documentación antes de presentarse en la entrevista con mucho temor de no volver a su casa.
«Ahí estuve para presenciar de cerca lo que siente en representación de otros miles de cubanos que aún no logran legalizarse en el país y son llamados por la agencia federal», escribió en su perfil de Instagram el reportero junto al video donde deja evidencia de lo sucedido.
Según refiere Javier Corrales llegó a Estados Unidos en el año 2019 y permaneció en un centro de detención por un período de un año y nueve meses que le dieron la libertad, pero con una orden de deportación, pese a aprobar su entrevista de miedo creíble.
» Si no me presento podría ser un prófugo de ellos. Ahí tomarían otra represión más fuerte con nosotros», explicó el Corrales a Díaz antes de recorrer las 17 millas que separan a su casa de las oficinas de Miramar y sin saber si volvería a su casa.
De acuerdo con el audiovisual antes de las 8:00 am Roilan estaba en la larga fila de personas para ingresar a su cita. «Muy nervioso y con el credo de que no se lo que me puedan decir allí adentro», lamentó el hombre de 37 años de edad al que seguían muchos otros cubanos más en la larga fila.
Justo a las 8:20 am le indicaron acceder al centro y entregó los documentos a una oficial de ICE que también lo inspeccionó, mientras que en la parte de afuera le esperaba una amiga durante todo el tiempo que demoró la citación. Finalmente, a las 10:30 am salió todavía creer que le habían dado otra oportunidad.
Al salir también lo esperaba el periodista que le preguntó cómo se sintió durante su entrevista a lo que respondió el cubano: «Nervios, me sentí con mucho temor». No obstante, la felicidad se le notaba en el rostro.
Estas entrevistas con Ice no solo para Roilan son difíciles sino para todos los cubanos e inmigrantes que temen ser deportados a sus países de origen. «Si me dejaron aquí con esta supervisión es porque lo estamos haciendo bien», aclaró Corrales a quien le programaron otra cita para enero de 2025, mientras como dice Javier Díaz deberá legalizar su estatus o de lo contrario seguirá pasando estos malos ratos o lo pero que lo deporten a Cuba.
Cada día decenas de cubanos acuden a este tipo de entrevistas con la esperanza de que le dejen seguir residiendo en el país de las oportunidades. En muchos casos se corroboran datos personales, así como su dirección, pero en otros más lamentables quedan bajo arresto para una futura deportación a Cuba. No son pocos los que llegan a estas filas con la incertidumbre de si regresarán a sus casas nuevamente, pero tienen que hacerlo porque pueden considerarse prófugos de ICE.
Javier también hizo una interesante reflexión en su perfil de Facebook en el que colgó una foto de la fila fuera de ICE y escribió: «Cuando pienses que estás pasando por un día malo acuérdate de esta foto: son migrantes, en su mayoría cubanos, que tienen una cita con ICE y tras pasar esta cerca se arriesgan a que sean detenidos y por ende deportados».
Añadió que las personas de la foto muchos eran cubanos que acudieron nerviosos y con la fe y esperanza de que no quedaran arrestados por las autoridades. «Es increíble como de la noche a la mañana la vida de las personas que no tienen aún un estatus legal en Estados Unidos puede cambiar», escribió Javier quien recomendó a quienes no tienen un estatus migratorio regular busque los mecanismos para regularizarlo para no tener que vivir este agonizante momento.
Atendiendo a la cantidad de cubanos que ICE arrestó en las últimas semanas varios abogados de inmigración denunciaron que las autoridades muchas de estas personas son jóvenes que están integrados a la sociedad y no tienen antecedentes penales.