Desde Miami, Fernando Dayán Jorge, atleta cubano, campeón olímpico de canotaje, reconoce «es muy triste saber que no puedes cumplir tu sueño en el lugar que naces», al tiempo que esperanzado espera competir algún día por EEUU, el país al que emigró en marzo de 2022, decepcionado de todo lo que estaba pasando en su tierra natal.
El joven cienfueguero de 24 años, reveló a Telemundo 51, que tras ganar el oro en la prueba de C2 a mil metros en Tokio 2020, las preocupaciones sobre su futuro en Cuba se hicieron más fuertes, y durante ese tiempo de descanso tras alzarse con la victoria, se adentró en la sociedad cubana y pudo experimentar lo que viven todos en la Isla, el hostigamiento de vivir bajo un régimen que los asfixia.
«Fueron muchos momentos en los que estuve decepcionado, que no estuve de acuerdo con las cosas que estaban pasando», se sincera.
Todo lo que vio, fue el empuje que lo hizo decidirse y aprovechar un viaje de entrenamiento a Ciudad de México en marzo del año pasado, para abandonar la delegación cubana y partir rumbo a la conquista de un mejor futuro en tierra de libertad.
Ser campeón olímpico no se lo hizo más fácil a Fernando Dayán, quien en compañía de otros migrantes cubanos tuvo que cruzar el Río Bravo y entregarse a las autoridades migratorias estadounidenses.
«Yo empiezo cruzando adelante y de pronto siento una bulla, cuando miro atrás era Lisandra, estaba en pánico, aterrorizada. Viré y la ayudé y salimos juntos», contó sobre la peligrosa travesía con una joven cubana que desde ese difícil momento se convirtió en su amiga.
«Hay días en que siento una libertad tremenda, pero hay días que me acuesto con deseos de montarme en una canoa, salir remando», confiesa, quien dice es feliz cerca del mar, de ahí que decidiera quedarse en Miami.
A sabiendas de que todo no será miel sobre hojuelas el cubano se siente conforme con la decisión que tomó y reconoce que está en el lugar correcto en el momento adecuado, en un país donde sí puede darle rienda suelta a sus anhelos.
«Aquí tú vas a lograr lo que quieras, lo que te propongas, no hay límites», admite esperanzado.