El régimen de Cuba asegura que mantiene su política de «Tolerancia Cero» hacia el tráfico de drogas.
Según datos del MININT hasta el mes de septiembre el Departamento Nacional Antidrogas, como principal órgano de enfrentamiento junto a las autoridades de la Aduana General de la República y a las Tropas Guardafronteras, entre otros, han logrado incautar más 2 290.6 kg de drogas y puesto a disposición de los tribunales un total de 1.226 personas, de ellas 1.213 cubanas y 13 de nacionalidad extranjera, estos ciudadanos en su mayoría se les impone una medida cautelar de prisión provisional hasta la celebración del juicio oral.
Las mayores confiscaciones han sido por la frontera marítima, por ser uno de los principales objetivos de los narcotraficantes, mediante esta vía se han logrado hallar 245 alijos que contienen cocaína, marihuana y hachís, que llegan incluso hasta las mismas costas cubanas, donde 33 personas inescrupulosas han logrado retener un total de 32.8 kg de drogas, enfrentándose 19 casos de este tipo por los órganos especializados.
El gobierno de la isla de conjunto con las autoridades del Servicio de Guardacostas de EE.UU. mediante dos operaciones internacionales lograron obtener 372 kg de drogas, poniendo de manifiesto el trabajo mancomunado internacional tan necesario en este tipo de misiones.
Los aeropuertos cubanos también son un blanco preciado para los narcotraficantes, hasta octubre del presente año la Aduana General de la República ha interceptado 33 casos de narcotráfico, incrementándose el doble con respecto a igual período del año anterior.
Aunque el país no representa un mercado importante para el consumo y venta de sustancias ilícitas, las autoridades aduaneras alertan sobre el incremento de la tendencia en los intentos de entrar narcóticos por la frontera, un asunto a todas luces de Seguridad Nacional, posteó la AGR en su cuenta de Facebook.
Las vías para introducir las drogas mediante los aeropuertos son diversas, se emplean equipos electrodomésticos como microondas, ollas arroceras, cocinas de inducción, baterías de motos, e inclusos personas que utilizan el interior de sus cuerpo para ocultar las sustancias psicotrópicas, poniendo sus vidas en extremo peligro.