El castrismo, en su nuevo proceso de atrincheramiento, ha rescatado a Hassan Pérez Casabona.
A inicios de la pasada década, cuando por cualquier motivo Fidel Castro convocaba una marcha del pueblo combatiente y multitudes coreaban lemas y agitaban banderitas de papel en las tribunas abiertas, descollaba por su verborrea impetuosa un joven llamado Hassan Pérez Casabona.
Vistiendo pantalón de camuflaje y unas enormes botas militares rusas que parecían idóneas para patear a cualquier discrepante, Hassan Pérez, que por entonces era el segundo secretario de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), era el más talibán de los talibanes de la llamada Batalla de Ideas.
Con el retiro por enfermedad de Fidel Castro, en julio de 2006, la Batalla de Ideas se fue apagando, y los talibanes, quienes representaban un estorbo para la sucesión y el reacomodo raulista, fueron sacados de la escena.
En el año 2008, en una reunión extraordinaria, el Buró Nacional de la Juventud Comunista acordó vincular laboralmente a Hassan Pérez y enviarlo como profesor de una institución universitaria de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
A pesar de que hicieron un reconocimiento a su labor como dirigente juvenil, primero de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM) y luego de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y la Juventud Comunista, aquello fue interpretado como que lo habían tronado.
Durante casi once años no se volvió a hablar de Hassan Pérez. Solo se vio en la TV, adusto y de uniforme, en su silla de diputado, durante alguna reunión de la Asamblea Nacional del Poder Popular donde votó unánimemente a favor de cuanto le pusieron delante.
Pero he aquí que el atrincheramiento de la ortodoxia inmovilista está generando un reflujo neo-estalinista que ha vuelto a sacar a flote a Hassan Pérez. Ahora es profesor auxiliar del Centro de Estudios Hemisféricos y de los Estados Unidos de la Universidad de La Habana y aparecen extensos y farragosos artículos suyos en la prensa oficial.
(Con información de Cubanet)
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