El mango, fruta tropical, refrescante y de gran dulzor que a pequeños y grandes les deleita en todo el mundo, llegó esta temporada veraniega pisando fuerte a Miami, donde lo han designado ‘el rey del verano’.
El mango protagonista de disímiles elaboraciones y todas agradables y refrescantes, se ha convertido en una forma de intercambio comunitario. Según un artículo en The New York Times, las variedades de la fruta han producido una cultura del mango «que ahora es una de las pocas cosas que une a la gente en esta área metropolitana increíblemente fracturada».
Actualmente quedan unas 1,500 hectáreas de mango y a pesar de que el frío perjudicó a la cosecha el año pasado, en primavera se dio abundantemente, sin temperaturas abrasadoras que amenacen la fruta o las flores que la preceden.
En forma de regalos, tartas, mermeladas, jugos, el mango ha devenido la recompensa para los meses abrasadores de verano.
«Esto es un regalo para la gente que se queda», dijo al diario neoyorquino un vecino de Kendall, quien dijo que compartir la fruta une a la gente en una ciudad relativamente joven y multinacional con pocas tradiciones ampliamente compartidas.
Jonathan H. Crane, especialista en cultivos de frutas tropicales del centro de investigación y educación tropical de la Universidad de Florida en Homestead, al sur de Miami, dijo:
«Las personas originarias de países tropicales -digamos, el sudeste asiático, el Caribe o Latinoamérica- crecen con mangos», «Así que hay una conexión con los mangos desde su infancia», haciendo alusión a los inmigrantes que recuerdan sus lugares de procedencia.