Aunque las estadísticas oficiales anuncien un leve crecimiento de visitantes extranjeros a la Mayor de las Antillas, si se toman en cuenta datos de 2016, la realidad es que lo parecía iba a ser un “boom” con el deshielo de las relaciones entre La Habana y Washington, incluso antes de que el presidente estadounidense, Donald Trump revirtiera la política de acercamiento con Cuba, no se dio, y el desaliento se hace sentir en el país.
Los planes del Gobierno cubano para recibir un turismo más exigente, y que ingresaría más dinero a las arcas, fracasaron; de ahí los cambios de última hora en relación a las regulaciones migratorias, como solución emergente para recuperar el capital invertido, salió a la luz la decisión desesperada de permitir a embarcaciones de cubanoamericanos usar las marinas de Varadero y del Oeste de La Habana, a partir del próximo año.
La marina Gaviota de Varadero, ubicada casi en el extremo del balneario, en ningún momento fue pensada para ver regresar tal vez aquellos mismos yates que, durante el éxodo del Mariel, fueron la prueba fehaciente de que Cuba era una nación dividida, y que cada cubano tiene el derecho a pensar diferente.
La habilitación de un complejo de marinas en todo el territorio occidental, vinculadas a negocios inmobiliarios y campos de golf, de igual modo la llamada Zona Especial de Desarrollo del Mariel, siempre estuvo pensada para un proceso que se creía “irreversible” relacionado con el deshielo de las relaciones con Estados Unidos, el único país que puede generar en masa el tipo de turista consumidor de esos servicios.
El reverso de la política de acercamiento de Estados Unidos con Cuba significa para la Isla comunista el estancamiento, y volver a repensar un centenar de proyectos de desarrollo turístico.
Las pérdidas en las inversiones no podrán ser amortiguadas con un leve crecimiento.
“La marina de Varadero tenía que estar a más del 80 por ciento de su capacidad para esta temporada y apenas alcanza entre un 10 y un 15 por ciento (…). Es una dársena gigantesca, la de mayor capacidad en Cuba, donde pueden atracar centenares de yates y con suerte logras ver cinco o seis (…).
«Los hoteles y las casas que se hicieron cerca (de la marina) están vacíos, ahí creo que si se han alquilado diez personas es mucho, hay algunas que jamás se han abierto, ni siquiera están amuebladas”, detalló un especialista de la Unidad de Construcciones Militares, compañía vinculada a Gaviota.
“Canadá, México y Europa no son los mercados a los que estaban destinadas esas instalaciones. Fueron proyectos pensados para el mercado norteamericano, que es un turismo muy diferente, más exigente, que depende de que exista un comercio estable con los propios Estados Unidos, productos que solo pueden obtenerse allí (…). Fue para ellos que se hicieron cambios incluso en asuntos como los negocios inmobiliarios, los campos de golf, que son algunos de los proyectos que han quedado en suspenso, a pesar de que ya se han tragado millones de dólares”, explica a Cubanet, el ingeniero Luis Lorenzo Torres, que trabaja también para la misma Unidad.
Torres dice que de mantenerse el retroceso de las relaciones con Estados Unidos, diversos proyectos quedarán a la espera, pues muchas de las inversiones más importantes, estaban específicamente orientas al turista estadounidense.
“Hay proyectos que estaban muy avanzados, como el de la dársena de Varadero y para los cuales el Gobierno tuvo que hallar esa solución, pero nunca estuvo pensada para los cubanoamericanos (…), hoy, entre ellos y sus familiares en Cuba, representan una buena parte de lo que reflejan las estadísticas (de turismo) como crecimiento (…). El sistema de marinas, campos de golf, eso es turismo norteamericano, se esperaba turismo norteamericano y hasta ahora no se sabe qué solución encontrarle a todo esto (…). Las casas que se terminaron se tiene previsto pasarlas a los diferentes sistemas de rentas, y aquellas que están aún en fase constructiva serán terminadas, no con la misma calidad, pero servirán para satisfacer al tipo de cliente actual (…) que busca un producto más económico (…), pero aun así, ya no estamos hablando de ganancias, sino de recuperar solo una parte de lo invertido”, puntualizó el ingeniero.
(Con información de Cubanet)